El trujillano apenas llegó al lujoso hotel campestre lo primero que hizo fue lanzarse directo a la cómoda cama king size. No le interesaba ver los interiores de la gran habitación en estos momentos. No quería hacer otra cosa que no fuera dormir el resto del día.
Los rayos de sol que ofrecía la ciudad andina chocaban con la piel del menor mientras gruñía de cansancio presionando su boca en una de las blancas almohadas.
—Ay, chucha. Ya hacía su respectiva jateada. —El ítalo-peruano no pudo evitar reírse al ver la adorable escena de su novio estirándose en toda la cama. Las finas sábanas siendo tiradas al filo de esta por el 10.
Dejando a un lado las maletas de ambos, el mayor se uniría a su cholito acostándose a su lado prestando vital importancia a los ojos chocolate de Christian. Sus miradas chocando como un rayo.
No hacía falta que se dijeran algo más al verse a los ojos, el dulce silencio y las miradas llenas de sentimientos era todo lo que necesitaban.
Las caricias en el cabello por parte del peruviano bañaron las mejillas del trujillano en un rojizo rubor por el suave tacto del 9. Sus respiraciones calmadas tan cerca del otro, pero corazones bombeando con una gran intensidad. Un aire cálido que solo ellos eran capaces de sentir cuando estaban a solo cortos centímetros del otro.
Esas miradas de complicidad que tuvieron desde el primer día que se conocieron seguía más que intacta. Las risas por las tonterías que llegaban a hacer en los entrenamientos o siendo pillados por Perleche, no les importaba las consecuencias.
El mayor lentamente llevó su mano izquierda hacia la mejilla del trujillano acercándose hacia sus labios, pero dudando en el proceso.
Christian aún estaba cansado y había la posibilidad que no deseara al momento iniciar su habitual sesión de besos con el ítalo-peruano.
—¡Chamare, la haces larga oe! —La desesperación le ganó al 10 y jaló por el cuello sin previo aviso al peruviano para estampar sus labios canela contra los del mayor.
El movimiento de sus labios era relajado y lento al principio entre algunas risas mientras volvían a lo suyo. Las caricias no se hicieron esperar entre los seleccionados.
Habían extrañado la falta de contacto íntimo debido al riguroso entrenamiento por parte de sus clubes y luego en la selección que tuvieron estos últimos meses apartados. La desesperación entre los enamorados no se hizo esperar haciendo que los ritmos de sus besos sean más apasionados y profundos.
El sonido de sus labios en sincronía se escuchaba por toda su habitación.
Suaves jadeos por parte del 10 y gruñidos de Gianluca fueron soltados en su momento de alta temperatura. El dulce juego se estaba convirtiendo en algo más pasional y lujurioso.
Tomando por sorpresa al 9 de la selección, Christian subió encima de Gianluca posicionándose en su regazo apoyando sus piernas en cada parte de la cama para una mejor posición y seguir besando a su bambino.
Las manos del ítalo-peruano no tardaron en recorrer la espalda del 10 metiéndolas dentro de su prenda.
Cuando todo parecía en los pensamientos del peruviano que podría escalar a una explícita escena erótica, su querido cholito se bajó de su regazo abruptamente para volverse a echar a su costado. Una sonrisa burlona a la vista mostrando sus blancos dientes. Lo había hecho de nuevo. Dejarlo con las ganas.
—Taba rico, bambino. Pero ya me dio ganas de jatear serio. —El 9 dejó caer su cabeza en la almohada con un profundo suspiro por el corte de acción que lo tomó algo desprevenido y hasta excitado. Volteando a mirar a su novio con una ceja levantada mostrándole una sonrisa coqueta que provocaban que el trujillano se derritiera por dentro.
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Fuera de tiempo [Lapacueva]
RomantizmAmbos han estado trabajando en sí mismos por meses. El trauma persistía. Pero querían superarlo, juntos.