CAPÍTULO 64

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Por la petición eufórica de Thor que prácticamente no durmió, salieron del hotel Unique un par de horas antes de que iniciara la tan esperada inauguración del mundial de fútbol Brasil 2014, algo que él había ansiado desde que tenía uso de razón.

Reinhard sonreía al ver la emoción en su hijo menor, le recordaba cuando con cinco años y antes de que se separara de su exesposa, en un intento por salvar la relación, viajaron a Florida al parque temático de la compañía Walt Disney: Disney World y tenía el mismo brillo en la mirada, además de esa amplia sonrisa a diferencia de que ahora tenía todas sus piezas dentales.

Hacer feliz a sus hijos, era su misión, era su mayor placer. Si ellos eran felices, entonces para él todo estaba perfecto.

Las calles estaban abarrotadas de personas caminando, en su mayoría con la camiseta de la canarinha portándola con gran orgullo y agitando la bandera mientras entonaban a todo pulmón "Eu sou brasileiro, com muito orgulho, com muito amor".

Thor dentro del auto le enseñaba a Megan la pronunciación y ella le seguía con gran entusiasmo, pero cuando le salía mal, ambos soltaban las carcajadas.

Todos los Garnett y sus mujeres iban con las camisetas de la selección, aunque las chicas llevaban unas gorras blancas que tenía la bandera de Estados Unidos en un corazón ornamentado con brillantes piedras.

Al llegar al estadio Arena Corinthians, uno de los guardaespaldas de Reinhard bajó la ventanilla y mostró las credenciales informándoles a los guardias que eran tres los vehículos pertenecientes a la familia Garnett.

Sin ningún contratiempo les concedieron el paso y a Thor le faltó poco para lanzarse de la camioneta. Ya había estado en los mundiales de Francia 98, Corea Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y ahora lo que tanto había anhelado, Brasil 2014.

Los principales medios de comunicación al ver a Reinhard Garnett y su familia se arremolinaron a su alrededor, aprovecharon y les hicieron algunas fotografías frente a las vallas publicitarias de Brahma. En el poco tiempo que estuvieron ahí lograron ver algunas celebridades de todo el mundo que también arribaban para lo que se esperaba fuese la gran fiesta.

Los ojos del mundo se volcaban en Brasil a la expectativa del espectáculo deportivo más importante de todos los tiempos, ya los Garnett ocupaban sus puestos en el palco que le habían asignado y admiraban como poco a poco el estadio Arena Corinthians empezaba a llenarse.

Megan se tomó varias fotografías y las subió a las redes sociales etiquetando a su amiga Ciryl y a su padre, éste último para que supiera que se encontraba mejor que nunca y que no había nada por lo que tuviera que temer.

Todos se encontraban realmente emocionados hasta Sophia se llenaba de esa adrenalina, aunque nunca hubiese entendido del fútbol y sus reglas.

—¿Qué pasó? —preguntó Thor al ver que iban a iniciar la inauguración y el estadio estaba casi desértico y su mirada saltaba de las gradas al campo—. ¿Qué mierda? ¿Acaso están locos? —farfullaba las preguntas que se le arremolinaban en su garganta ante la incredulidad.

—Ya es hora, no pueden esperar más —argumentó Reinhard ante el estado de casi desesperación de su hijo.

—Mala organización, la han cagado —intervino Samuel, mientras palmeaba con parsimonia uno de los muslos de Rachell—. Tenían que haber hecho pasar a la gente más temprano.

—Pero la gente está entrando rápido —Megan más positiva señalaba las puertas de acceso.

Cuando dio inicio el casi inexistente público gritó emocionado, mientras la esfera de luces Led en medio del campo daba la bienvenida en todos los idiomas del mundo.

Dulces mentiras: continuaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora