Las vacaciones de casi dos meses en Brasil habían llegado a su fin y Rachell renuentemente debía dejar a Sophia, cediéndole a una niñera las funciones que había desempeñado con el cuidado de sus sobrinas, porque era de esa manera como las veía.
Megan se despidió de Reinhard Garnett con un fuerte y sincero abrazo, mientras él le regalaba un beso en los cabellos, les había dado la bendición para casarse, si eso era lo que deseaba hacer su hijo no se opondría.
No obstante, ella seguía sintiendo que la miraban extraño, porque todos apuntaron a que se casarían porque estaba embarazada con eso involuntariamente despertando sus temores.
Thor no lo desmintió cuando su padre lo insinuó, pero tampoco aseguró nada, mucho menos confesó que sería imposible que un embarazo fuese la causa de un matrimonio entre ellos.
Samuel se despidió de Sophia con un beso en la mejilla y de su tío con un abrazo, prometiendo como siempre mantenerlo al tanto de todo lo sucedido en Nueva York, así como cuidar de Thor. El aludido solo bufó.
—No sabe cuidarse él mismo, mucho menos lo hará conmigo. Padre, ya no necesito que cuiden de mí, soy lo bastante mayorcito.
—Está bien, sé que eres un hombre. Ya Sam no te cuidará más, pero ten en cuenta que él es el mayor, por meses, pero lo es —le recordó, guiñándole ligeramente un ojo a Samuel en un acuerdo silencioso entre ambos.
Samuel asintió, mostrándose de acuerdo con su tío y con una de sus manos en la parte baja de la espalda de Rachell la guio hacia el avión.
Aunque Rachell estuviese despidiéndose con ademanes y toda su atención estuviese puesta en las personas que dejaba, cierta parte en ella no podía olvidar que quien pilotearía la avioneta sería Ian, y aunque todos hablaran maravillas de él, no lograba confiar plenamente.
La noche anterior cuando les informaron que debían trasladarse en avioneta hasta Sao Paulo, porque el avión se encontraba en esa ciudad y el que estaba en Río no tenía combustible, no vio ningún inconveniente hasta que Ian dijo que él los llevaría. Cuando se fue a la cama, no podía dormir pensando en que sería el hijo mayor de Reinhard quien pilotearía, entonces, con mucho tacto le sugirió a Samuel que ella prefería trasladarse en un vuelo comercial. Él se negó rotundamente y ahora estaba a punto de subirse a una avioneta piloteada por alguien que tal vez no tendría ningún tipo de certificación para hacerlo.
Lo primero que hizo al sentarse fue ajustarse el cinturón de seguridad y se aferró a una de las manos de Samuel, mientras miraba por la ventanilla a Sophia y Reinhard alejarse.
—¿Estás nerviosa, Rachell? —preguntó Ian con burla, poco antes de despegar.
—Solo espero que sepas lo que haces —respondió con una sonrisa nerviosa.
—No tienes nada por qué temer, amor, esta avioneta no es nada comparado con lo que pilotea Ian. —Samuel la tranquilizaba un poco, al acariciarle con los nudillos una de las mejillas.
Llevaban mucho tiempo volando y a Rachell empezaba a hacérsele extraño, porque era que Ian piloteaba demasiado lento o definitivamente no sabía leer las coordenadas geográficas y estaría perdido. La sorprendió que Samuel empezara a quitarle el cinturón de seguridad.
—Esto ya no lo necesitas.
—No te preocupes, así estoy bien —se rehusó, aferrándose al cinturón.
Thor y Megan admiraban divertidos el semblante nervioso de Rachell que luchaba porque Samuel no le quitara el cinturón.
La Pantera le ganó la batalla a la Mariposa y la puso de pie, mientras refunfuñaba.
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Dulces mentiras: continuación
RomancePor aquí encontrarás la continuación de É por amor. Capítulo 56 en adelante.