Habían pasado cinco días desde el accidente, cinco largos días y en todos esos días había estado acompañada por mis padres la enfermera que me había atendido desde el inicio y cuyo nombre era Luz, más los doctores que me revisaban; me sentía como un conejillo de laboratorio con el cual todos hacían experimentos, era abrumador tantos estudios médicos.
La buena noticia es que hoy podría por fin ver a Alex quien ya había despertado ayer y eso me ponía de mejor humor, ya quería verlo y que me diera esa sonrisa estúpida y juguetona tan carismática de el.
Iba camino a su habitación acompañada de la enfermera Luz y mi corazón no dejaba de latir como si fuera a salirse de mi pecho, estaba bastante nerviosa por ver a Alex.
Tome un respiro justo antes de que la enfermera me preguntara si estaba lista y abriera la puerta.
Entramos a la habitación blanca y entonces lo vi sobre aquella camilla blanca cubierto por una bata de hospital al igual que yo y tapado con las típicas sábanas blancas.
-Alex alguien quiere verte.-hablo Luz mientras hacia rodar mi silla de ruedas para acercarme a el.
Alex levanto la cabeza y casi solté un grito de horror cuando vi la venda sobre esta. Conforme me fui acercado pude ver parte de sus heridas pero no estuve realmente a punto de llorar hasta que estuve a pocos centímetros de su camilla y pude notar con toda claridad cuán lastimado estaba.
Tenía vendas por todas las partes de su cuerpo visibles, incluso tenía al igual que yo fracturado el pie derecho al igual que su mano derecha, tenía parches en la mano derecha y llevaba un collarín.Mis ojos instantáneamente se llenaron de lágrimas, no podía ver a Alex lastimado, era demasiado doloroso.
-Quieres que nos vallamos.-susurro Luz.
A lo que negué con un leve movimiento de cabeza.
-¿Que pasa?-Pregunto una ronca pero débil voz.
-Alex yo...-quise hablar pero las lágrimas no me dejaban.
-Alex he traído conmigo a la chica que venía en el taxi contigo-Susurro Luz.
-Puede ayudarme a...-antes de que terminara de hablar la enfermera apretó un botón y la camilla se empezó a mover elevando poco a poco a Alex y dejándolo al alcance de mi vista y yo a a la suya.
-Muy bien los dejare solos para que hablen-Dijo luz antes de salir de la habitación.
Pasaron dos minutos en silencio solo se escuchaban mis sollozos y dos corazones latiendo con heridas grabes.
Me sentía fatal por verlo en ese estado estaba mil veces peor que yo, pero necesitaba tranquilizarme aunque quisiera correr a abrazar lo y besarlo necesitaba primero calmar mis lágrimas.
-Hola.-hablo por primera vez dirigiéndose a mi con una débil voz.
-Hola...yo este Alex.-Pronuncie nerviosamente las palabras mientras lo miraba tímidamente a los ojos.
-¿Qué pasa?.-pregunto con la voz ronca.
Por un momento no hable porque temía que en vez de lágrimas saliera un sollozo histérico.
-Alex...yo lo siento tanto de verdad te amo mi vida-las palabras salían como un sollozo ininteligible y dudaba que me entendiera, pero aún así continúe-Gracias a ti mis heridas no fueron tan grabes, tu me salvaste la vida, no sabes cuanto me dolió no verte a mi lado cuando desperté-tome su mano con un gran esfuerzo.
Alex me miro como a una extraña pude notar la confusión en sus ojos y su ceño fruncido me lo confirmo, miro mi mano sobre la suya con los ojos como platos se veía asustado.
Y entonces aquella palabras que nunca me espere salieron de su boca.
-¿Quien eres?-
Las lágrimas cayeron instantáneamente de mis ojos sin ningún esfuerzo inundando mi cara.
El miedo me invadió estrechando mi corazón.
-No llores por favor...solo dime quien eres.-en su voz se notaba la confusión que se reflejaba en sus ojos.
-No me recuerdas.-le pregunte con un nudo en mi garganta, temiendo la respuesta.
-No...
Y ese fue el puñal que vasto para romper para siempre mi corazón.
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"Fuego Enemigo"
Teen FictionUn amor juvenil verdadero y inocente. Dos jóvenes en un viaje. Un terrible accidente. Alex y Clary se enfrentan a la cruda vida, donde hoy vives y mañana mueres. El perdió su memoria. Ella perdió su corazón. ¿El amor que existe renacerá? Alex podrá...