Capítulo 21

796 125 44
                                    

—Venga, acelerad el paso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Venga, acelerad el paso. Un poco de energía por la mañana —indicó Trébol, con tono amenazante y con una sonrisa de superioridad dibujada en el rostro.

Habían sacado a todos de sus celdas, tras haberles dado un par de galletas para desayunar, acompañadas de un vaso de agua.

No querían dejar sin energía a sus trabajadores.

Iban recorriendo todos juntos los pasillos llenos de celdas, en fila y en silencio, mientras aquel hombre abría las diferentes puertas para que los "presos" salieran.

El grupo completo caminó hasta el patio de la cárcel. Era enorme y había diferentes puestos a los que cada uno se dirigió de inmediato, excepto las dos nuevas incorporaciones.

—Ya me nos han comentado que Law y tú erais la parejita de la enfermería en vuestra comunidad —comentó el hombre de cabello puerco, posando un hombro sobre la peli(t/c).

Corazón, que todavía estaba a una distancia suficiente como para escuchar la irritante voz de uno de sus captores, se sorprendió al escuchar el nombre de quien fue su tutelado durante cinco años.

—Tú, a cocina con aquella fila —indicó Trébol a Robin—. Y tú, a la enfermería. Sígueme.

La joven caminó tras su captor, en silencio. La enfermería estaba situada en la planta baja del edificio, cerca de donde el grupo había establecido sus dormitorios y una especie de sala de reuniones.

(TN) se sorprendió al ver ahí al chico de Hiriluk. Tenía unos años más que en aquella foto que vio en su casa. Debía rondar los quince años, pero no había cambiado en exceso.

—Os traigo a una nueva compañera —anunció, mirando al pequeño y a otro hombre y otra mujer—. Aquí os la dejo.

La fémina de cabello corto y oscuro, que parecía ser la que llevaba más tiempo allí cautiva, comenzó a explicarle la distribución de la enfermería, donde estaba cada producto y las tareas que solían hacer.

—Y, desde hace casi una semana, estamos haciéndole las curas a Doflamingo —comentó, concluyendo la explicación—. Hubo una salida en grupo y terminó herido en la espalda, aunque por suerte no fue un mordisco.

La peli(t/c) arqueó una ceja al escuchar que había sido una suerte. Suerte hubiera sido que muriera infectado y así que todas las personas que tenía prisioneras pudieran seguir con su vida.

Bueno, si es que a aquello se le podía llamar vida.

Durante un buen rato se pusieron a ordenar una caja llena de medicamentos que, al parecer, habían traído el día anterior.

Epidemia One Piece «Law x Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora