"El dolor más intenso no es físico es aquel que te roba la ilusión por la vida."
Actualidad:
La vida no te prepara para nada, ni siquiera te da un aviso de los sucesos que se avecinan, llegando a formarse una guerra en tu vida. Tantas veces solo debes fingir que todo esta está bien, fingir una sonrisa y estar tranquila, porque contar tu dolor es solo para llamar la atención, por eso es mejor callar esas tristezas que se te clavan en el alma y solo causan un vacío infinito en el pecho, mis primeros años de vida son así como del color rosa, como si fuera una de esas princesas que no tiene problemas, casi resultando como un cuento de hadas.
8 años atrás.
Estaba en una casa que no concia, que apenas y si la había visitados en esa semana, la noche caía, una pequeña niña recostada en una cama, jugando con un teléfono.
X: vamos a jugar mi pequeña niña.
X: veras que lo vas a disfrutar- susurraba en mi odio.
Aquellas palabras que no las entendía, que ni siquiera comprendía que tenían otro significado del que se refería.
Yo: ¿Qué vamos a jugar? – pregunte de forma tan inocente.
No podía observar que pasaba pues estaba recostada boca abajo, sentí como bajaban mi pantalón, y de un momento a otro sentí un dolor punzante en mi parte trasera, mas no comprendía que había pasado.
X: eso es mi pequeña, sabes que esto es mi secreto y nadie debe saberlo - me decía mientras acariciaba mi cabello. Yo solo podía mantenerme callada, sin poder articular las palabras, era como si mi voz se acabara y las palabras solo quedaran en mi mente.
Muchas horas después llegue a la casa de mi tía, estaba sudada de lo nerviosa que me encontraba.
Mama: anda a darte un baño, en lo que nos vamos – me dijo ella.
Yo fui y apenas me desvestí pude notar que mis bragas estaban manchadas de sangre, no le tome importancia, ni siquiera sabía que era eso, por lo que me metí a bañar.
Al rato cuando ya estaba en la ducha, mi mama entro al baño para dejarme la ropa, pero se llevó la peor situación posible.
Mama: ¡ah! – ella grito desesperada.
Tía: ¿qué paso hermana? – dijo ella con preocupación.
Yo no entendía por que había tantos gritos, en lo que, terminada de bañarme, solo escuchaba los gritos mas no sabia el porque de aquellos. Sali del baño con una toalla enrollada a mi cuerpo. Mi mama asustada y llorando, me agarra y me comienza a examinar, desesperada y casi que con enojo me mando a dormir, yo solo podía obedecer sumisamente, pues ella era mi madre y yo solo su hija.
Al día siguiente.
El día comenzaba y por mi ventana se daban paso los rayos del sol, la mañana se veía maravillosa, era un espléndido sábado, sería un día casi que común pero esa calma pronto acabaría, tan pronto como me levante, mis papas ya lo habían hecho, estaban intranquilos, inquietos y mi madre se encontraba llorando en los brazos de mi papa.
Ellos al verme en la puerta, no reaccionaron, no fue hasta cierto momento en el que paso lo mas extraño, mi papa solo salió de la casa y mi mama solo me abrazo.
Mama: buenos días mi amor – me dijo con voz tranquilizadora.
Yo: buenos días mami, ¿qué vamos a comer? Tengo mucha hambre – dije de manera dulce.
Mama: vamos a comer, que vamos a salir con tu tía - me dijo algo desanimada.
Ese día por primera vez comí sin mi papa en la mesa, solo mi mama y yo. El tiempo paso rápido y ya nos encontrábamos en el carro yendo a recoger a mi tía. Tan pronto como mi tía se subía al carro, comenzó a hablar con mi mama de algo que no entendía fueron pocas las cosas que entendía.
Tía: oye hermana, esta mañana lo vi y tenía la cara destrozada – dijo preocupada y con cierto tono de enojo a la vez.
Mama: me imagino, si le dio una paliza, pero se lo merecía por lo que hizo – dijo enojada, pero casi que disimulando su enojo por mi presencia.
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Esta soy yo
SpiritualitéCuando no puedes hablar tus problemas con alguien existen los mejores medios como lo son la escritura, mi historia basada en hechos que me han sucedido a lo largo de mi vida, no siempre tenemos escapatoria pero buscamos la solución para encontrar ca...