Mas allá del dolor

10 1 0
                                    


Hoy como siempre me desperté, los rayos del sol iluminaban mi cuarto, los pájaros que se asomaban a mi ventana y cantaban, pero ese cantar se calló de un momento a otro, ya no había canto o algún ruido solo había silencio, era un silencio que tomo por completo el ambiente de un momento a otro todo se había paralizado, era como que el tiempo se había detenido y era la única que se podía mover, me levante de mi cama pero caí, mis piernas se sentían muy débiles ya no podía levantarme, todo se tornaba negro a mi alrededor, ya no podía ve nada, pero solo sentía como agarraban mi cuerpo y lo cargaban a otro lugar, mi respiración se había vuelto irregular y sentía una fuerte desesperación por abrir mis ojos pero no podía no tenía control alguno sobre mi cuerpo. 

Grite simplemente grite y abrí mis ojos, mi respiración irregular y todo aquello era parte de un sueño, observe todo a mi alrededor y estaba igual, ya era de día y los rayos iluminaban la habitación mostrando lo bonito que era el amanecer. Decidí levantarme y ver la hora, eran aproximadamente las 10:22 am, al parecer había dormido demasiado algo que no hago con frecuencia, decidí ir a la cocina perezosamente y abrir la nevera, tomar una fruta y comerla, tan rápido como termine decidí volver a dormir, mi cuerpo se encontraba agotado pues no había podido dormir en todo lo que iba de la semana, no había colegio algo por lo cual agradecía internamente, tan pronto como toque la cama, el sueño me invadió y volví a dormir.

Llego el siguiente día en el cual tocaba colegio, algo que ya no me emocionaba, ni me entristecía, solo era otro lugar más para visitar y alejarme de mi hogar ahora inestable. Todo marchaba como siempre, poco hablaba, la pasaba sola y miraba a mi alrededor a todos hablando entre sí, jugando, riendo y hasta algunos darse mucho amor por ser novios, algo que a mí no me pasaba, ya me había acostumbrado a la soledad que tocaba mi puerta en mi estadía en el colegio pocas veces alguien se acercaba a mí para hablar, pero como siempre al rato desaparecía y yo era la que debía buscar, algo de lo cual estaba comenzando a hartarme, ya estaba cansada de tener que poner una linda sonrisa cuando solo quería golpear algo por ira, cuando me ponía seria o distante era la mala del cuento, era como la madrastra de Blanca nieves, así de mala me tachaban, si me ponía seria ellos me preguntaban si estaba molesta o que si había algo malo que había sucedido, cuando no era así solo no tenía emociones y si no quería mostrarlas, pues no quería, sino que a jalones querían hacerme sonreír como si de una princesa se tratase, donde solo podía sonreír, y eso me enojaba en sobre manera porque solo quería manipular mi estaba de ánimo para su bendito beneficio.

Llegando a mi casa era otro cuento porque hay me metía a mi cuarto y hacia lo que se me cantaba en gana, pero a veces eso se convertía en discusión con mi mama y para colmo en distanciamiento de dos días, una rutina no muy común pero muy normal para mí.

Había conseguido un lindo conejito de cerámica, lo atesoro mucho ya que a él le cuento todo, sobre cómo me siento o hasta lloro y rio con él, es mi mejor amigo y confidente, uno al que si le cuento mis secretos sé que no los va a contar a nadie, en la noche duermo con él, lo abrazo y le hablo bonito para así dormirme y al día siguiente volver a la rutina.

Había decidido bailar en una presentación de mi colegio, baile, baile en público por primera vez en mi vida, estaba tan nerviosa pero solo me guie por el ritmo de la música que ingresaba por mis oídos para fluir por mi cuerpo haciendo que se mueva como su tuviera vida propia, cuando acabe recibí los aplausos y fue algo bonito, por primera vez en mi vida me había atrevido a tanto y me había gustado, en ese momento pensé en algo que tenía mucha lógica; "bailar no es solo moverse es danzar al compás de la música mientras esta ingresa a tu alma y libera todas las emociones que llevas dentro", esa frase se me vino a la mente que me dejo pensando en lo mucho que había expresado haciendo aquel baile. 

Había quedado exhausta de tanto bailar, pero sabía que tenía mucho que liberar de mi alma que solo buscaba ser libre de todo aquello que la atormentaba, cuando te pones a pensar en cuan consciente es una persona de sus actos y de sus palabras, es que le damos respuesta a que somos la raza más poderosa pero ese poder solo nos consume hasta dejarnos exprimidos y con una sentimiento de culpa, sabemos que al ser unos pensadores sabemos mucho pero no es así, no sabemos nada, todo lo que hemos creado ha sido a nuestro beneficio, los sentimientos igual pero quizás lo único real que tenemos es vivir y que nuestra alma solo vive encadenada a daños.

Mi alma la siento encadenada, y muchas veces siento que esas cadenas me asfixian con tanta fuerza que me cuesta respirar, aquellas cadenas que me condenan son las misma que me han hecho mucho daño al no soltarme y dejar que sea libre. 

Esta soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora