003

676 63 1
                                    

jaemin resolvió que lo mejor ante la duda era la sencillez, por lo que optó por ponerse un sweater color crema que encontró por alguna razón rara en su casillero.

no iba a usar zapatos o pantalones de vestir ni de broma, no vestía estas cosas desde el casamiento de su tía y no planeaba volver hacerlo en esta ocasión, parecería un maldito niño haciendo la comunión.

con la mano de su hermano abrazándola por el costado, una muy bien vestida jimin caminaba por los pasillos, zapatos charolados adornando sus pies.

su calzado resonaba contra el mármol de los pisos de tribunales, iban buscando el juzgado al que le correspondía ir.

sabía que ella no había hecho nada malo y que sólo debía responder a las preguntas que le hicieran con toda la sinceridad y los detalles posibles. de todas maneras, saber eso no garantizaba que estuviera orinándose de los nervios.

―¿jimin? ―preguntó el castaño mirándola con ojos achinados, sacándola de sus pensamientos. ―estaba hablándote.

―oh-h, lo lamento ―le sonrió de lado. ―todo está bien, solo estoy pensando de más las cosas.

jaemin la miró con semblante serio y le repitió por vez mil todas las cosas que ella ya sabía, rodó los ojos ante eso pero no dejó de sonreír. estaba cansada de oír lo mismo cada diez minutos, pero en el fondo sabía que su hermano se preocupaba mucho por ella y por esta razón hacía todas estas cosas.

―y si me tratan mal saldrás a patear sus traseros porque soy tu hermanita y nadie además de ti puede hacerlo. ―finalizó ella el discurso que ya sabía de memoria. jaemin la miró con cara de pocas pulgas y la dejó continuar. ―gracias por todo, jae. sé que te metiste en problemas por venir y no era necesario que lo hagas. pero lo aprecio mucho.

el castaño esbozó una sonrisa sincera y llena de amor, jimin podía ser la hermana menor más pesada de todas y puede que siempre le robe la última rebanada de pizza, pero era su hermanita y daría lo que fuera por ella.

―aw min, no sabía que abajo de todo esas capas de lápiz labial había una persona que ama a su hermanito mayor. que diría mamá si nos escuchara ahora, no podría creer que hayas dicho eso. la próxima te haré decirlo en frente de una cámara ―molestó jaemin, haciendo más fuerte el agarre alrededor de su hermana. recibió una palmada en la nuca como respuesta.

―y después se quejan si no les digo que los quiero... ―comentó rodando los ojos.

―¿ya tienes planeado lo que vas a decir? ―adquirió curioso, aún no entendía del todo que tenía que ver ella con todo esto.

por lo poco que sabía, un niñito con mucho dinero había asaltado una gasolinera y su infeliz hermana justo cruzaba por ahí para comprar bebidas y regresar a la fiesta universitaria en la que estaba antes.

es sabido que ella no alcanzó a comprar ni una mísera lata de cerveza antes de que ocurra el robo y acuda la policía, ella quedando inmediatamente anotada como testigo del caso.

él no creía que el ladronzuelo esa noche solamente haya robado por rebeldía. para hacer tal cosa siendo tan rico como lo era seguramente tenía algún que otro verde encima. y jaemin no estaba hablando del verde de sus dólares...

―desde el primer momento sé que diré. y es la verdad: que yo solo salí de la fiesta para comprar bebida, entré al local, caminé hasta los refrigeradores, tomé dos latas. ―jaemin alzó sus cejas ante eso. ―bueno, tomé unas tantas más, pero eso no importa ―gesticuló con sus manos. ―y para cuando estaba yendo a pagar por ellas este niño entró y amenazó a punta de pistola al cajero. todo pasó rápido y a penas lo supe ya se había ido y la policía estaba fuera. eso es todo.

los dos hermanos entraron, jaemin ubicándose entre el público y jimin tomando un lugar cerca del estrado. donde estaban ya posicionados las demás personas que iban a ser interrogadas para atestiguar.

ni bien alcanza a sentarse, se abren las puertas del juzgado con un ruido sordo. un hombre de figura estilizada se abre paso por el pasillo de en medio.

se notaban pequeñas bolsas debajo de sus ojos de profundo verde, su cara entera gritaba "cansancio". rulos desacomodados enmarcaban su rostro, uno cayendo suavemente sobre su frente.

el traje gris se acomodaba mucho a su figura, los pantalones de vestir dejando sus piernas aún más largas, haciéndolo lucir todavía más alto de lo que era.

portafolio en mano, atraviesa la pequeña puertecita a empuje que separa al estrado y demás abogados del público. con movimientos bruscos toma asiento en el lugar que le corresponde, a la espera de su cliente.

las uñas de sus dedos ya estaban al ras de la carne de tanto habérselas mordido, los anillos repiqueteaban suave contra la mesa de roble. al parecer jimin no era la única nerviosa ese día.

cockinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora