cockiness

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con una mueca torcida caminaba mark lee hacia su camioneta, la cual había estacionado unas calles más lejos del tribunal por seguridad.

el pueblo era pequeño y a esta hora no circulaba nadie por las calles desiertas. todos ocupados en sus trabajos o almorzando con sus familias.

la verdad sea dicha, el juicio no había ido tan mal a sus ojos, el fallo fue de un año en presión para el chico y dos de servicio comunitario. más una fianza bastante jugosa que su padre accedió a pagar con tal de no recibir un segundo año en la cárcel.

el señor lee no lucía muy complacido con que su hijo reciba tiempo alguno en presión, pero, que se le va a hacer. mark era abogado, no mago.

recibió algún que otro insulto, los cuales ya se había acostumbrado a ignorar. esas eran las consecuencias de estar trabajando en la justicia. era tan fácil hablar por hablar.

a veces sentía que había hecho seis años de carrera para nada, cuando cualquier ignorante podía despilfarrar insultos e idioteces hacia él sin saber nada sobre cómo funcionaba el sistema judicial, siempre recibiendo el micrófono de algún medio amarillista dispuesto a difundir tales ideas.

pero le gustaba tanto el trabajar de eso que había aprendido a dar vuelta la página después de cada caso.

llegó al frente de su camioneta y estaba disponiéndose a abrirla cuando un dedo insistente comenzó a clavarse en su hombro, instándolo a darse la vuelta.