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jaemin había despedido a su hermana fuera de tribunales, llevándola a un taxi.

ella estaba algo enojada por el trato que había recibido pero no era algo que la preocupe mucho en sí, fue algo del momento, ya era agua corriendo bajo el puente.

a su hermano, en cambio, no le era tan fácil dejar ir las cosas.

cuando el ojimiel se dispone a irse caminando a su apartamento, ve una sombra familiar cruzarse frente a él.

y es algo obvio que no desperdiciará esta oportunidad de decirle al abogadito cada palabra que se merece por haber defendido a ese idiota y descalificado a su hermana de esa manera.

no era que le enoje mucho, pero sí le enojaba, y mucho.

se acercó con ligereza, el ser tan pequeño a veces le daba beneficios. le era fácil deslizarse sin ser percibido.

con la punta de su dedo índice comenzó a tocar la espalda del abogado ¿lee? no recordaba su nombre, pero a ese porte y melena con rizos sí.

cuando el enorme abogado se dio la vuelta, a jaemin le gustaría decir que su estatura no lo hizo sentir ni un poquitito intimidado. pero lo hizo.

de todas formas, él le había puesto cara a matones más grandes. un tipo alto y con copete no le daría miedo a estas alturas.

―disculpe, me parece que se confundió de persona porque no nos conocemos ―dijo mark con cara de confusión.

oh, claro que se conocen señor.

―sí nos conocemos. o al menos yo a ti ―sostuvo el mayor. ―tú eres el idiota que hizo quedar como mentirosa a jimin en el estrado. y yo soy su hermano.

ahí el alto hizo algunas conjeturas y se dio cuenta de que este enano estaba ahí para confrontarlo por lo del juicio. su cara se transformó al realizarlo, pasó sus manos por su rostro ya cansado.

que día de mierda.

―mira... ―le asintió con la cabeza intentando que le diga su nombre.

―jaemin.

―mira jaemin, no quise ofender a tu hermana. solo estaba haciendo mi trabajo ―contestó con toda la amabilidad que le quedaba. ―me gustaría que lo dejes pasar y cada uno siga en lo suyo, gracias y que tengas un buen día.

se dispuso a darse vuelta para entrar a su camioneta pero otra vez un dedo índice fue clavado en su espalda.

―no he terminado de hablar abogadito ―inquirió demandante cuando el nombrado se dio la vuelta. ―te debes creer superior con toda esa mierda de tener dinero y ser un frío sin sentimientos que defiende a idiotas. tu maldito trabajo no debería consistir en hacer sentir mal a la gente para que puedas conseguir más dinero, grandísimo idiota.

el ceño de mark se hacía más fruncido con cada palabra, todo lo malo de su día haciéndose presente en su cabeza, siendo cerrado con este broche de oro.

―tuve un día de mierda y no voy a dejar que lo termines de arruinar con toda tu mierda de los sentimientos, el amor y la amistad. no todo es tan fácil pequeño, deberías salir de tu burbuja.

―oh, claro. porque tus preocupaciones debe ser donde guardar todo el dinero que consigues por defender malditos criminales ―gesticuló con una de sus manos en el pecho.

―¿qué es lo que quieres?

―que vayas a pedirle disculpas a mi hermana por haber sido un inservible de abogado.

―deberías aprender a callarte la boca a veces, hablas sin saber una mierda.

―oh, disculpa señor lee. demándeme por no saber morderme la lengua.

cockinessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora