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¡Hola! Primero que nada, mis más sinceras disculpas, pero me veo incapaz de actualizar puntual, asique trataré de publicar un capítulo a la semana, independiente del día. Espero no les moleste^^Muchas gracias x el amor q le están dando a este fic(ˊ˘ˋ*)agradezco mucho sus votos positivos (^o^)/Bueno, ahora si, ya me callo jeje,¡disfruten!



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Después de aquel "accidente" y de la cómica huida de Kaeya, quien en su intento de escape acabo tirándole su preciada sexta copa de vino a Venti, el menor por fin llegó a su departamento.

Eran sobre media noche y ni si quiera había comido, pensó que debería hacerlo, pero su cuerpo simplemente rechazaba la comida, no tenía hambre.Por lo tanto el peliazul se dirigió al baño, se dio un baño no muy largo y al salir tomo su pastilla.

Esa maldita pastilla.

La pastilla la cual le permitía seguir escondiéndose como un cobarde.

Un cobarde el cual se negaba a afrontar la realidad, una cruel realidad que permanecía sentada en el sillón constantemente, esperando cualquier momento de duda para atacar y hacerlo recordar lo que realmente es.

Un omega roto.

Un omega el cual ni siquiera podía cumplir con la razón de su existencia.

Un omega el cual nadie nunca querrá y morirá consumido por su propia mente.

Kaeya se había atormentado a si mismo tantas veces sobre lo mismo, ni siquiera merecía la pena, después de todo, sin importar que hiciese, todo seguiría siendo igual, una completa mierda.

Una vez más, esos pensamientos volvían a su mente para hacerlo sufrir.

"No importa lo que hagas, lo único que te quedaba en este mundo y la única persona a la cual le ofrecerias tu vida entera,te desprecia con todo su ser, ¿acaso tiene sentido seguir viviendo?"

Esa era un pregunta que presionaba la mente de Kaeya y la pregunta a la cual jamás podía encontrarle una respuesta, no la tenía, pero por alguna razón, algo muy en lo profundo de su ser le decía que si la había, que saliese ahí afuera y demostrase quien era, Kaeya Alberich, no un simple cobarde escondiéndose, no, no un omega débil y roto, no, el era el, y no podía hacer nada para remediarlo. En lo más profundo de su ser Kaeya tenía eso, pero era algo que su mente no lo dejaba entender, si no era un inútil inservible y roto, ¿porque siempre lo perdía todo? Absurdo. Aunque después de todo, era gracias a eso que podía seguir "viviendo".

Después de unos minutos, Kaeya finalmente llegó a su cama, no quería seguir pensando, no quería seguir torturandose, no quería seguir recordando cosas que no puede cambiar, no quería seguir consumiendose lentamente como la mecha de una vela apuntó de apagarse.

Aun así, su mente no lo dejaría, no desaprovecharia ni un segundo para seguir atormentandolo, por lo que no fue hasta que tres horas después que pudo caer rendido ante el cansancio, tanto fisico, como mental.

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Al día siguiente, al terminar de prepararse para otro día más, Kaeya se dirigió a la sede de los caballeros, nada más entrar se encontro con Jean, quien al parecer lo estaba esperando. Kaeya solo podía rezar por que no mencionase nada sobre el día anterior.

-Kaeya, tengo una misión para ti-"Amén", pensó el menor después de la ansiedad matutina.

-¿Oh, es así?¿de que se trata? -Dijo el menor esbozando su característica sonrisa de nuevo, ocultando cualquier cosa que sugiriese su expresivo rostro.

-Necesito que te dirijas a este campamento de ladrones de tesoros. -Hablo la alfa señalando a un punto en el mapa que traía en su mano.-Nos han llegado notificaciones de recientes robos de armamento de los soldados y descubrimos que provienen de ellos.

-De acuerdo, iré en este momento a ocuparme, nos vemos, capitana Jean. -Dijo el menor saliendo de la sede de nuevo.

Se dirigió hacia la entrada de Mondstadt, pero cierto alfa interfirió en su camino.

-Kaeya, necesito hablar contigo.- Diluc tomó del brazo a Kaeya para evitar que siguiera caminando.

-¿Uh, para que necesita el Maestro Diluc mi presencia?-La sonrisa en el rostro del menor se mostraba más juguetona que antes.

-Dejate de estupideces, vamos adentro-El mayor señalo la taberna con la mirada, Kaeya entendió asique aún con su sonrisa, se limitó a seguirlo.

Una vez dentro, el primero en hablar fue Kaeya, quien para ser sinceros estaba un poco aterrado de lo que sea que le fuese a decir Diluc.

-¿Y bien? -El mejor alzó su mirada para dirigirla directamente a los ojos de Diluc, los cuales parecían examinarlo cuidadosamente. Diluc suspiró.

-Tu...-Diluc suspiró. -Tengo entendido que mi pre-celo llegó mientras tu estabas cerca, pero la verdad no puedo recordar nada de lo que pasó mientras estaba en ese estado,¿podrias iluminarme un poco? -Hablo con su monótono tono de voz manteniendo su mirada anclada en Kaeya, quien ya había empezado a entrar en pánico.

-¿Eh? Ahhh... ¡Oh! S-si, quiero decir, si, eso. -Malditos nervios atormentadores.-Nada en especial, simplemente tu olor se intensificó y llame a Jean para que trajese tus supresores y...nada más... -Diluc noto algunas cosas extrañas en su testimonio, pero decidió simplemente ignorarlo.

-Ah, esta bien... ¿Realmente no hice nada extraño? -Parecía como si el pobre omega estuviese siendo obligado a confesar algún crimen.

-Ahhh, no, nada de nada.-Dijo Kaeya esbozando su juguetona sonrisa de nada.

-De acuerdo, eso es todo, puedes retirarte si lo deseas. -Diluc se dio la vuelta dándole la espalda a Kaeya, dirigiéndose al mostrador.

-Perfecto, nos vemos. -Se despidió el peliazul mientras atravesaba la puerta. Victoria.

Kaeya se vio obligado a volver a huir a su departamento. El olor a sidra de manzana de Diluc era muy intenso y algo más dominante hoy, gracias a Dios que la charla no se extendió más, si no probablemente su pastilla no habría hecho efecto por mucho tiempo más y sus feromonas hubiesen comenzado a hacerse presentes.

Después de unos minutos refrescandose con un poco de agua y aclarando su mente, era hora de volver a trabajar, ya que el campamento el cual le había sido asignado se encontraba cerca de Liyue y almenos tardaría un par de horas en solo llegar. Pero antes de salir Kaeya se percató de que la temperatura de su cuerpo había aumentado y por lo tanto sus feromonas habían comenzado a ser liberadas. Rápidamente tomó una pastilla, quería tirarse en la cama y no salir, pero debía cumplir con su encargo, asique simplemente se calmo y salió de su hogar para cumplir con su deber.

Mala decisión.



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Hola!! No me morí jaksjkajsks, perdon por desaparecer por dos semanas... Digamos que me pasó la típica de "¡¿QUE CHUCHA, YA PASÓ UNA SEMANA, SE ME OLVIDÓ ESCRIBIR?! " El estrés de la vuelta a clase me puedo y tampoco tuve mucho tiempo en el que mi mente se siente en capacidades para escribir esto.
En este capítulo trate de que entiendan un poquito más, el porque de algunos sentimientos de Kaeya así como su forma de pensar, espero se haya entendido y les guste^^

De nuevo, lamento el retraso, intentaré actualizar una vez en semana(^o^)/

¡Pueden dejarme sus dudas u opiniones por aquí! ʕ·ᴥ·˵ʔ

¡Nos leemos! ^^

•Someday➶Luckae➴Omegaverse•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora