•Kaeya Alberich, un omega el cual vivía ocultándose bajo la máscara de un beta. Una máscara que el mismo creo y pego en su cara como consecuencia de una vida llena de mentiras.
Después de que la última pizca de felicidad se le fue arrebatada tras l...
¡HOLA! Volví, se supone q esto iba a ser un fic semananal pero al perecer acabo siendo uno mensual🌚. Bueno, espero la estén pasando muy lindo,¡ya se aproxima navidad!Estoy muy ansiosa de que llegue, ya que quiero aprovechar ese tiempo para escribir˙˚ʚ('◡')ɞ˚˙La verdad, se suponía q este capítulo se publicaría el día del cumple de Kaeya, pero se me olvidó😿. Bueno, igualmente ¡Felicidades a nuestro traumado favorito! 🥳♥︎. Ahora si, ya me callo, ¡Disfruten!
Okey no, era bait, no me callo.Solo una cosita más😸Ya salió el banner de nuestro niño🤧¿Como les fue? En mi caso scara vino a casita rápidoʕ •ᴥ•ʔ¡Les deseo suerte!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(Fotito de mi niño bonito)
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(Fotito tierna de nuestro trotacerros fav en compensación a lo q se viene)(◞‸◟ㆀ)
🍷🍷🍷🍷🍷🍷🍷🍷
-Kaeya...-Un hilo de voz acabo con el silencio que reinaba en la sala.
-Tu... ¿Porque esta aquí? -La voz de Kaeya sonaba confusa y melancólica, sus manos sostenían como podían la taza de té caliente y sus ojos amenazaban con comenzar una lluvia de lágrimas.
Tras un suspiro, el pelirrojo comenzó.
-Necesitamos hablar, no podemos seguir así-. -Antes de que pudiese seguir hablando el menor lo interrumpió.
-No,no hay nada que hablar, es mejor dejar las cosas así.Puedes quedarte hasta que termine la tormenta, después marchate, porfavor. -El omega se dispuso a abandonar la sala,pero la mano de Diluc lo sujeto del brazo, impidiéndole que escapase una vez más.
-No Kaeya, no esta bien, nos estamos haciendo daño y lo sabes. Te lo ruego, solucionemos esto, no vuelvas a irte, no de nuevo... Porfavor... -El agarre del mayor comenzaba a titubear, sus profundos rubíes comenzaban a cristalizarse y su inexpresivo rostro, mostraba un dolor indescriptible ante las palabras.
El menor no pudo soportar ver a el alfa de esa manera, asique término aceptando. Después de todo, Diluc tenía razón, el distanciamiento, la ignorancia y las palabras del otro, eran como pequeñas estacas que se iban clavando forzosamente en su ya débil corazón.