Parte VII

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Jonathan es enviado a casa después de su mini excursión por Europa, y la habitación del hotel está inquietantemente vacía con solo los cuatro que quedan. Ahora que solo están Louis, Casey, Cam y Bryce, Louis siente lo real que se está volviendo esto, y que Harry podría posiblemente tener conexiones con estos cuatro. Y, ¿cómo no podría? Han pasado los últimos dos meses y medio juntos, sin parar. Formar lazos es inevitable.

Pensar en ello hace que Louis tenga que poner la cabeza entre las piernas.

Oh, Dios, las náuseas.

Empacan para irse de Europa, volviendo a Estados Unidos, y esta vez, van a volar por separado. Ha llegado la cita de la ciudad natal; todo el mundo volverá a casa a ver a su familia, y Harry pasará un día con cada uno de ellos. Las logísticas de ello son ridículas, según Louis. Harry tendrá que volar a Chicago para verlo a él, luego a Seattle por Casey, Austin por Bryce, y Hartford por Cameron. Todo dentro de un lapso de cinco días. ¿Quién diablos planeó eso pensando que sería una buena idea?

El vuelo desde Heathrow hasta Midway pasa más rápido de lo que Louis había anticipado, considerando que está casi rebotando en su asiento, emocionado de llegar a su apartamento y estar entre sus cosas, su televisión, su cama, su gato, quien con suerte seguirá vivo, cortesía del tío Zayn.

El aire de Chicago huele increíble (algo que jamás había notado antes, y que posiblemente solo se lo ha inventado en su cabeza ahora mismo por lo mucho que lo ha extrañado) y los cuatro vuelos hasta su apartamento no apestan tanto como deberían, incluso con su ridículamente pesado equipaje arrastrándose detrás suyo.

Abre la puerta y deja caer sus bolsas inmediatamente, Finn ya está en sus pies, maullando y frotándose contra sus piernas. Louis se pone de cuclillas, rascándole detrás de las orejas antes de levantarlo del suelo.

"Hola bebé." Canturrea contra su pelaje. "Te he extrañado."

Finn maúlla otra vez, ronroneando profundamente, levantando su cabeza para que Louis rasque su barbilla.

Louis se dirige a su dormitorio, colocando a Finn a los pies de la cama, y suspira por lo bien que se siente estar en casa. Viajar y experimentar el mundo y estar con Harry durante los últimos meses ha sido increíblemente gratificante, y la idea de ser capaz de compartir su propio rincón del mundo con ese chico mañana es suficiente para que su corazón se acelere. Pero ahora mismo, en este momento, todo lo que puede pensar es en ducharse en su propio baño por primera vez en meses, deslizarse bajo sus sábanas familiares, y dormir hasta que no pueda más.

Y es exactamente lo que hace.

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Louis está sentado increíblemente impaciente en un banco en el Chicago Riverwalk a la mañana siguiente, golpeando sus pies en el suelo, con los brazos cruzados. Harry debería estar ahí en cualquier momento, y no puede esperar a enseñarle Chicago, no puede esperar a mostrar a Harry.

Por muy turístico que sea, este es uno de los lugares favoritos de Louis en la ciudad, y quiere compartirlo con Harry, quiere compartir todos, en realidad. Siempre hay gente aquí, locales y forasteros por igual, y no es difícil entender por qué. El río, que desemboca en el lago Michigan si se camina lo suficiente, se mueve despacio y pacífico con kayaks o botes ocasionales, y la yuxtaposición del río enmarcado por los rascacielos de Chicago nunca pasa desapercibido para Louis. Ya tiene un millón de fotos de esta vista en su celular, pero eso no lo detiene de tomar otra ahora.

Eventualmente, ve a Harry por el rabillo del ojo bajando las escaleras de cemento, de dos en dos, y Louis salta sobre sus pies, protegiéndose los ojos del brillante sol de Mayo.

This Wicked Game | l.s traducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora