Ascenso De La Faccion De La Mafia

Capitulo 2: En la Oscuridad de la Noche

Faltaban escasos minutos para que el sol se ocultase y no volviera a salir hasta el día de mañana, Sawada Tsunayoshi se encontraba caminando directo a su hogar, aún le costaba un poco acostumbrarse caminar por las calles que para el eran ajenas aún, no podía dejar de pensar en aquella extraña sensación que sintió cuando sus ojos se toparon con la chica de cabello carmesí, una sensación que nunca había sentido recorría todo su ser, no era lujuria, ni tampoco amor, de eso estaba seguro, tal vez gracias a la Super intuición vongola podía ver a través de cada trampa sentimental y fisica que ella ocasionaba en los demás, solo de algo estaba seguro, no había ningún tipo de poder parecida a una llama de última voluntad en ella, el Vongola se sentía mal por tener una idea algo grosera sobre aquella chica, pero sin ninguna duda la llamada Rías Gremory era una trampa con forma humana, pues no hay ser humano en el mundo que genere esa sensación.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dió cuenta de la chica frente a el, tenía el cabello largo y negro, unos ojos grandes y cristalinos, llevaba puesto un uniforme de otra escuela que desconocia.

-ummm,¿Tu eres Sawada Tsunayoshi?- pregunto la chica con un tono tierno

-¿Eehm?....si- le respondio Tsuna

-Por favor sal conmigo- le dijo aquella chica desconocida mientras hacía una reverencia.

Tsuna no contesto nada, se quedó impactado al ver que una chica linda le pidiera algo así tan de pronto, sentía una inexplicable sensación de felicidad, pero se rehusó a dejarse llevar, pues antes de irse de Namimori ya estaba decidido a qué terminando la prueba pondria en orden sus sentimientos y así solo habrían de suceder dos cosas: Aceptaba los sentimientos de Haru, o se armaba de valor para confesar sus sentimientos a Kyoko, no había más opciones para el, así que con una cara nerviosa le dijo:

-Lo siento, pero tengo a alguien especial- acto seguido se inclino en señal de disculpa y siguió adelante hacia la chica que se había quedado congelada, como si no hubiera esperado esa respuesta.

Cuando paso al lado de ella sintió una montaña de emociones malas, creyó que la chica se enojo por haberla rechazado, así que empezó a sentirse mal por lastimarla.

-E..Espera por favor- dijo la chica estirando la mano hacia el Vongola con voz aún tierna.

La intención que llevaba la mano de la chica hizo que el Décimo se asustará por completo, su mano...no, todo en ella marcaban intenciones asesinas. Intentando enmascarar su miedo le dijo:

-Di.. disculpame, pero voy tarde- después de decir eso se hecho a correr y no paro hasta que dejó de sentir ese sentimiento.

Minutos después llegó a su casa, dentro se encontraba su mamá sirviendole la cena a su padre, quien después de mudarse prometió venir para estar con ellos cada mes.

-Oh Tsuna, que bueno que llegas, ven, siéntate a mi lado- expreso su padre al Décimo Vongola

Iemitsu Sawada era un hombre de aproximadamente unos treinta y ocho años, su cabello rubio estaba despeinado, su piel estaba bronceada y curtida dándole el aspecto de un trabajador obrero, llevaba puesto una camisa blanca de tirantes y unos pantalones anaranjados de mineria, esto para disimular que en realidad trabajaba como el Asesor Externo de la familia Vongola y Líder actual de CEDEF.

-Oh! Papá, estás aquí- dijo el castaño nada sorprendido con una cara tranquila

-Vamos Tsuna, nada te cuesta solo fingir que estás feliz de verme- murmuro el líder de CEDEF con una sonrisa nerviosa.

Pese a ello, Tsuna le hizo caso a su padre y tomo asiento al lado de el, cosa que hizo feliz a su papá.

El joven Vongola aún estaba pensativo sobre lo que pasó con la chica de cabello negro, pues de verdad tenía intenciones de matarlo, pero después de pensarlo un poco más recordó que Bianchi, la hermana de Gokudera también mostraba esas intenciones cuando se encontraba con alguien que le recordara a Romeo, su antiguo amor que le rompió el corazón, por lo cual llego a la conclusión de que talvez era normal que las mujeres mostrarán intenciones asesinas cada vez que un romance resultaba mal, por lo que dejó de sobrepensar esa situación.