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Principalmente no le importaba que las personas piensen mal de él, sin embargo intentaba calmarse por que estaba rodeado de puros miembros de la realeza, lo que menos le importaba era la opinión de la reina, pero había gente de otros reinos y debía de comportarse, guardar la compostura aunque fuera un poco. Pero esto solo eran intentos, no podía calmarse, realmente estaba mal, no podía dejar de llorar.

Pensó que tal vez se parecía a esas mujeres que tenía delante que solo lloraban...

Respiro con calma e intenta de nuevo conservar algo de decencia.

Los hombres que estaban de pié cerca de la pared a su derecha estaban hablando de él, era obvio, tenía veintitrés años y aún así se preguntaban que hacía allí, que molesto.

Se distrajo viendo el salón, era bastante elegante y grande, en las paredes había detalles en oro, un lugar como este podía recibir a un aproximado de doscientas personas, pero solo había como treinta, no entendía a que se debía eso, estaban siendo muy estrictos al permitir que entrarán, no entendia por que le permitieron pasar, era algo que no esperaba, ya había planeado simplemente quedarse afuera.

Quizás se de el momento donde la reina se retire por un tiempo y el pueda acercarse al ataúd de Laurid.

De verdad quería despedirse, nunca había sufrido la muerte de un familiar o de algún amigo muy cercano, esto estaba siendo lo mas grabe, y necesitaba consuelo, incluso quiso perseguir a su tío para tal vez recibir un abrazo, ahora que lo pensaba mejor agradecía no haberlo hecho.

Se sentía solo, necesitaba de verdad el apoyo de alguien.

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Se quedo en silencio por bastante tiempo volviendo a comenzar a llorar después de dos horas sin hacerlo, sufria mucho el hecho de estar solo, en esta ocasión no le importaron los malos comentarios que hacían de él.

De nuevo no le importaba nada.

Pasaron algunos minutos cuando escucho que las puertas se abrían, no le presto atención, supo que se trataba del príncipe por los saludos de las personas, las palabras sonaban con eco debido a que el lugar estaba casi basio, y los pasos de su alteza se escuchaban suaves como los de una mujer, estaba utilizando zapatos con tacón, hace tiempo no hablaba con el, por que Su majestad se lo había impedido, y ahora cuando le convenía más que nunca tener una conversación con el tenía una muy buena oportunidad, pero en este momento era imposible pensar en eso.

Suspiro con pesar para después intentar calmarse un poco, solo un poco para no verse tan mal. Pero sintió un muy ligero peso en su hombro, era la mano de su alteza, después una suave voz que era como un susurro sin dejar de ser clara..

-" General, es un gusto volverlo a ver."

Cuando le hablo se aseguro de estarlo viendo, el cambio que noto en seis meses fue que ahora era mas alto, su voz seguía sonando suave.

Vestia un traje gris con detalles en negro, tenia un broche en el liston de su cuello que era de color azul fuerte, del mismo color que sus ojos, no lloraba pero se notaba que lo había estado haciendo, muy amablemente le ofreció un pañuelo, y él lo tomo agradeciendo.

-"... Le agradezco alteza, para mi también es un gusto verlo, ...Lamento su perdida."
Hablo lentamente, recuperándose de a poco, se sentía egoísta, pensó que él era el único que lamentaba realmente la muerte de Laurid y el único que necesitaba consuelo, pero también estaba su hijo y el a pesar de haber perdido a su padre estaba preocupado por él, en ese aspecto su alteza no se parecía en nada a Laurid...

Hazel -" Gracias, se que para usted también esta resultando difícil el lidiar con algo como esto, conozco .... La cercana relación que tenían, es doloroso tener que despedirse..."
Hablaba con un tono estable y formal, para lo último desvío ligeramente la mirada.

𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝐺𝑒𝑔𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora