Capitulo 59 l

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Un daño irreparable
Capitulo 59 parte uno

Meghan

Me hago una coleta frente a mi espejo, alisando mi gabardina negra con las manos. Afuera esta un clima de mierda donde hasta las pestañas se te congelan.

Faltan 2 horas para mi encuentro con Augustus, que aunque no se que quiera, mi curiosidad por verlo aumenta en cada segundo que pasa. También aumentan las sospechas de que sea una trampa y me tome a mi sola, desprevenida y sin gente para poder matarme. Y la verdad, poco me importa.

Quiero verlo. Las mismas ganas que tiene él de matarme, son las mismas ganas o aún más intensas que tengo yo por matarlo.

Pero antes quiero hacer una parada en un lugar. Hubo algo que no le mencione a Evan ni por error y es que iré a la casa antigua de papá, ahí hay algo importante que nunca, en cuatro largos años, se me ocurrió ir a buscar. Hace unos días, mientras miraba la oscuridad de mi techo por la madrugada, recordé que Dimitri Phillips tenía cámaras de seguridad en todas las áreas de su casa; Sala principal, despacho, cocina, sótano... Habitación.

Su cuerpo fue encontrado en su alcoba y mi yo masoquista quiere escuchar cuales fueron sus últimas palabras, quiero ver su última expresión, si tuvo miedo, si se fue tranquilo, si tenía rabia, enojo, coraje al tener un arma frente a él apuntándole. Quiero ver. Eso es lo que pido; ver.

Tomo el arma que coloco en el lado izquierdo de mi cadera, la cual se mantiene oculta por mi gabardina al igual que las dos dagas que están en el lado derecho como la katana que se mantiene acomodada tras mi espalda.

Volteo a ver al hombre que yace dormido plácidamente sobre mi cama, me acerco y apoyo mis labios en su frente, luego en su suave mejilla y dejo un casto beso sobre los labios suaves que tiene, el movimiento lo hace removerse pero no se despierta. Muero por abrazarlo pero eso sí lo despertaría por eso no lo hago, simplemente paso mi nariz por su pecho oliendo su aroma <<Es embriagante>>. Avanzo quedándome en el umbral de mi habitación dispuesta a marcharme y no puedo ignorar la sensación no grata que se asienta en mi estómago, en mi pecho, en todo mi cuerpo, siento que aprieta mi corazón y hace nudos mis intestinos.

No puedo contenerme y vuelvo a su lugar besando su sien. Con unas inmensas ganas de no dejarlo—. Te amo —le susurro muy cerca de su oído, pasando mi mano por su pecho, percibiendo el latir tranquilo de su corazón —. Te amo, mucho

—Quédate —murmura entre sus sueños, dándome la espalda, buscando a tientas mi cuerpo en la cama.

Siento que trago piedras grandes en vez de saliva.

—Aquí estoy —trato de que mi voz no sea muy audible para no despertarlo—. Estoy aquí...

—Quédate conmigo —abraza la almohada donde descansaba hace unos momentos y quiero hacerlo, quiero quedarme con él siempre pero hoy... hoy no puedo y debo confesar, que tampoco quiero.

Inhala profundamente y se que lo hace porque mi aroma sigue impregnado en las sábanas.

Me marcho cuando se que volvió a quedarse dormido y enciendo la camioneta encaminándome a la antigua casa que lleva años desalojada, vacía... Sola. Pero que dentro de ella esta todo lo que quiero encontrar.

No tardo en llegar y bajo quedando frente a la casa que no he pisado en bastante tiempo. Todo está igual, no parece una casa abandonada. Las ventanas están intactas al igual que la puerta, las paredes. Muevo el picaporte externo que aún conserva la puerta principal y está, que no me sorprende que esté abierta, se abre dejando escapar un chirrido por la falta de atención en tantos años al igual que las escaleras que subo que pareciera que se van a venir abajo en cada escalón que piso.

FuckGirl, Forever (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora