Uno

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Sábado 26 de Marzo, 2022.

Narra Esmeray:

PAPAAAÁ!!

Grité generando que mi voz detuviera su paso, para al instante darse vuelta dejándo al descubierto como su rostro pasaba del desconcierto, a una enorme sonrisa que poco a poco se dibujaba en su rostro, al igual que las lágrimas se escapaban sin previo aviso producto de la inesperada sorpresa.

Esmeray! Hija mía!!

Ver la imagen de mi papá correr en mi dirección emocionado, provocó que rompiera con mi propia promesa de no mostrar mi vulnerabilidad ante otros, pero al verlo con su rostro iluminado no pude resistirme a liberar algunas lágrimas.

Sus brazos abiertos venían en busca de mi, mientras que yo esperaba inmóvil en mi lugar recibirlos, pero un suceso generó que ese reencuentro se postergara.

Todo en mi se estremeció al escuchar el estruendo y por consecuencia, como todo nuestro alrededor se movía, para que en cuestión de segundos las calles del paddock fueran inundadas con pánico y desesperación.

Comencé a ver la marcha de mi papá en cámara lenta, en tanto distinguía a la perfección como su sonrisa se iba desvaneciendo paso a paso hasta desaparecer.

PAPAAAAÁ!!!

Grité por segunda vez, pero en esta ocasión mi voz tembló, y mi llanto de felicidad se transformó en uno de tristeza, al ver que mi papá se alejaba aún más de mí.

VE A DENTRO ESME!!

PAPÁ!!! ¿DÓNDE VAS?

Volví a gritar, pero ese grito se vio reducido en nada al escuchar el estruendo del segundo misil impactar, para que en cuestión de segundos el humo me envolviera.

La imagen de mi papá fue reemplazada por la oscuridad que me generaba tanto el humo como mi hiyab enredado alrededor de mi rostro, siendo lo único que podía sentir, como dos brazos fuertes me arrastraban por un camino interminable hasta finalizar en una habitación aún más oscura.

Los gritos y la desesperación se aplacaron, para ser lo único que se escuchaba en esa diminuta habitación, el sonido de nuestras respiraciones agitadas acoplarse.

El peso que sentía en mi espalda baja se trasladó por el resto de ella, hasta llegar a la zona de mi cuello en un ida y vuelta, pero eso no logró calmar mi nerviosismo, sino al contrario.

Tomé una bocanada de aire para con dicha acción intentar calmar mi estado, pero el inflar mis pulmones solo logró que su aroma ingresara por mi fosas nasales y con ello un centenar de recuerdos.

El simple hecho de volver a sentir esa fragancia me desestabilizó, por lo que mis manos se aferraron a su ahora más marcado pecho, y desde allí volví a coger el aire que el mismo me había quitado, para armarme de valor y volver a hablarle después de tanto tiempo.

¿Daniel?

Susurré con un hilo de voz, pudiendo sentir al instante como todo su cuerpo se tensaba ante mi, en tanto retumbaba en la habitación el ruido de su saliva producto del tragar pesado.

Esme

Habló con suavidad, para intentar de esa forma de que el nerviosismo pasara desapercibido. Pero no lo podía juzgar, si yo me encontraba tal o aún más nerviosa que él, ante el simple hecho de volver a sentirlo.

Una lágrima fugaz rodeó mi mejilla al pensar de que él, a pesar del tiempo que había pasado aún me recordaba, generando que en mi se encendiera esa luz de esperanza que yo misma había decidido apagar tiempo atrás.

Tinta negra |Daniel Ricciardo | Trilogía F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora