Once

82 8 7
                                    

Narra Daniel: 

Todavía no entiendo como hice para mantenerme al margen durante tantos minutos, porque el hecho de escucharla llorar desde el otro lado de la puerta me destruía, pero necesitaba darle su espacio para permitir que se desahogara, aunque no fuera conmigo.

Escuché como su llanto intentaba calmarse para darle lugar a las palabras, que acompañadas de la angustia salieron de su boca hasta llegar a ensordecer mis oídos, ya que sin dudas no había una pizca de emoción por lo sucedido, sino todo lo contrario. Escuchar su culpa me dolía, y al mismo tiempo ese sentimiento parecía contagiarse haciéndome sentir culpable a mí. 

Pasa que hoy llegó el día en el que compré mi pasaje al infierno — balbuceó.

¿De qué estás hablando? — Preguntó una voz en la que logré distinguir rápidamente a Dana. 

Besé a Daniel 

Sus palabras salieron de su boca acompañada de un grito ahogado, que pretendía sacar de su interior todo aquello que llevaba reprimido, mientras que en mi afloraban las ganas de atravesar la puerta para abrazarla, como si con dicho acto pudiera poner en su lugar cada una de las piezas de su corazón.

El rostro de Rafael no reflejaba ni una mueca de sorpresa ante lo que acababa de escuchar, sino más bien de preocupación, y dichas facciones se profundizaron aún más cuando Esmeray continuó desahogándose. 

—Me angustia el simple hecho de no reconocerme

De un segundo a otro comencé a perder el control de mi cuerpo ya que mis músculos parecían haber perdido toda la fuerza, y fue así como me dejé caer contra la pared hasta casi llegar hacia el suelo, y digo casi porque los brazos de Rafael me atraparon justo antes de que me derrumbara por completo. 

—Vamos Daniel, no te puedes derrumbar vos también 

—¿Cómo quieres que me mantenga en pie si soy la causa que la hace sufrir? 

—Dime ¿Qué sería del amor sin el sufrimiento? .... Simplemente nada, porque no tendríamos una razón por la cual seguir luchando 

—¿Pero hasta cuándo? ¿Cuánto más tendremos que soportar? ¿Porque simplemente no podemos ser felices y ya?

—La vida es como una puesta de sol Daniel, todos somos más felices cuando los rayos toman contacto con nuestra piel, todo se siente mejor, todo parece tener más vida. Pero no todos son conscientes de que luego de la luz viene la oscuridad, y es ahí cuando uno decide si aferrarse a lo que más quiere y desea para pasar esa intermitente oscuridad, o simplemente dejarse atrapar por ella

Respondió con sabiduría provocando que las lágrimas amenazaran con salir de mis ojos, para luego obligarme a levantar con su ayuda y acto seguido fundirnos en un abrazo que solo provocó que dejara salir todo eso que venía conteniendo. 

Pronto el sol saldrá para todos, estoy seguro —susurró para luego separarse de mí. 

—Será mejor que vaya a buscar un poco de agua y demás.... creo que la necesitaremos

Agregó mientras intentaba esconder su rostro de mí, pero aun así pude notar como sus ojos se encontraban un poco rojos y cristalinos, justo antes de que se volteara para perderse entre las paredes del hospitality. 

Limpié mis lágrimas y una vez que me acerqué aún más a la puerta del baño, simplemente agradecí que Rafael se había retirado del lugar, porque no sabía quién iba a poder sostener a quien ante lo que prácticamente Esmeray había gritado.

Tinta negra |Daniel Ricciardo | Trilogía F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora