Trece

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Narra Daniel:

Por más cansado y dormido que estaba, cuando escuché el estruendo que realizó el cristal al caer contra el suelo, supe que había rato mucho más que eso.

La desilusión  se abría paso en los ojos de Esmeray, quien en un simple parpadeo desapareció por la puerta, llevándose con ella una parte de mi.

Me apresuré al salir de la cama para intentar alcanzarla, pero los cristales clavándose en la planta de mis pies me detuvieron.

Daniel, estas sangrando

Mencionó Amellie quien al parecer intentaba incorporarse de la cama para unirse a mi lado. Mis ojos que habían quedado perdidos en la puerta se desviaron hacia el suelo, en el cual se podía notar como la sangre comenzaba a cubrirlo poco a poco.

Daniel quítate de ahí, me duele de solo verlo — agregó un tanto alterada.

Este dolor no se compara en nada con el de mi corazón

Mi boca soltó aquellas palabras, en tanto mi cuerpo perdía la fuerza para mantenerlo en pie, y sin más me dejé caer, provocando que mis rodillas también se lastimaran.

Todo esto es mi culpa

Agregué para cortar con el silencio sepulcral que se había formado en la habitación, mientras veía como mis lágrimas caían y tomaban contacto con la sangre sin poder mezclarse con éxito.

Y ahí en esa escena tan triste, pude ver ante mis ojos como se resumía mi vida, nuestra vida. La transparencia e inocencia de Esmeray, y mi deseo más pasional nunca iban a ser una buena combinación.

Lo estás haciendo por ella, cuando le cuentes de seguro te escuchará y te entenderá, Esmeray es muy comprensiva

Aún intento comprender lo que pasó anoche

También yo

*Inicio del flashback*

*En llamada telefónica*

Rubia lo estuve pensando y la verdad es que prefiero hacerlo solo

Daniel, no voy a dejarte ir a ese lugar solo

¿Lando que dirá de esto? — pregunté a lo ella hizo una breve pero notoria pausa.

Lo mismo que Esmeray, un amigo me necesita y no voy a dejarte ir solo, es mi forma de devolver todo lo que me has dado

No tienes que devolverme nada

Lo sé, pero aun así no voy a dejarte solo, te espero afuera

*Fin de la llamada telefónica*

Corte el teléfono y sin dudarlo camine de forma silenciosa hacia la habitación en donde se estaba quedando Esmeray.

Recé para que la puerta hiciera el menor ruido, y desde el marco observé como dormía. Su respiración era calmada y sus facciones estaba relajadas, parecía que nada le preocupaba.

Luego de haberme quedado unos segundos, giré los pies sobre si mismos para comenzar la locura, pero no podía irme sin despedirme, más bien necesitaba despedirme.

Me acerqué lentamente hacia la cama, y con delicadeza apoyé mi mano sobre el colchón, el cual chilló haciéndome alarmar, aunque más alarmante fue el apretón de dedos que Esmeray realizó, uniendo los suyos con los míos.

Un pequeño sobresalto se generó en mí, haciendo que mis ojos se abrieran de la sorpresa, pero todo en mi se tranquilizó al notar de que ella aún seguía dormida, por lo que deposité un suave beso en su mejilla libre y con mucha paciencia liberé mi mano, esa que al parecer Esmeray se negaba a soltar.

Tinta negra |Daniel Ricciardo | Trilogía F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora