Sagitario [Zodiaco #2]

♐CAPÍTULO -4-♐

🔥Gemelas🔥

NARRADOR OMNISCIENTE

— Camina más rápido, Bruna — presiona la pequeña niña de cabellera negra a su hermana gemela quien la sigue a pasos torpes.

— Voy lo más rápido que puedo, Schwester — Dice entre dientes, exhausta porque su hermana mayor, por unos minutos, era demasiado rápida para sus cortas piernas.

— Sí llegamos tarde, Opa nos va a regañar — Insiste la mayor.

Las dos pequeñas hermanas de siete años, habían estado jugando en la plaza del centro de la ciudad, persiguiendo pájaros de distintos colores y tamaños, que al salir detrás de ellas emprendían un vuelo apresurado. Esa mañana Bruna había despertado por un mal sueño y Karla la había sacado de su casa para despejar su mente, saliendo a escondidas de su ya mayor y canoso abuelo, quien se encargaba de su crianza mientras sus padres estaban de viaje por el mundo en busca del conocimiento y de la historia de la humanidad.

— No creo que se haya dado cuenta que no estamos — La menor logra alcanzar los pasos de su hermana.

— Opa siempre lo sabe todo —

Doblan una calle ruidosa, con las calles en mal estado, esquivando a las personas que por allí transitaban comenzando su día de laburo. A lo lejos se ve el callejón que conduce a la tienda que le pertenece a su familia, una tienda que guarda dentro toda la historia de Alemania, su gente y de sus alrededores, además, de poseer el conocimiento de toda la humanidad. Karla estira su mano para tomar la de su hermana y así hacerla avanzar con más rapidez, ambas se adentran al callejón que es adornado por dos faroles, uno en cada esquina, apreciando y admirando las tan bellas enredaderas que bajaban desde el techo con hermosas flores en ellas.

Ya estando frente a la gran entrada de la tienda vuelven a respirar, tratando de recuperar la compostura y que sus mejillas rojas por la corrida vuelvan a su color natural.

— Llegamos... — Mencionan ambas a la vez.

— ¿Se puede saber en dónde estaban? — Una gruesa y profunda voz llega a los oídos de las dos niñas que las hace estremecerse.

— Ay no... Te dije que Opa lo sabía todo — Le reclama a su hermana Bruna en un susurro.

— O-Opa, verás... — La puerta se abre lentamente, callando la débil voz de Bruna.

— Niñas, que hacían fuera de la casa tan temprano — Sus ojos azules las mira buscando respuestas, con sus brazos a sus espaldas y con una expresión seria en su rostro.

— Bruna tuvo una pesadilla... Es mi culpa Opa, quería despejar su mente y... Yo la saqué de la casa — Karla juega con sus pequeños dedos sin mirar a su abuelo.

Los ojos del viejo y cansado abuelo se relajan y muestran ternura en ellos, se acerca a sus dos nietas y pone ambas manos en sus cabezas, dando suaves y cálidas caricias a las dos pequeñas que lo miran hacia arriba confundidas, esperando un regaño de su parte.

— Mi querida Leseratte, eres una muy buena hermana mayor. Pero no vuelvan a salir sin avisar, me preocupa que les llegara a pasar algo — Se acuclilla quedando a la altura de las pequeñas.

— No lo volveremos a hacer, Opa — Aseguran ambas niñas al mismo tiempo, con una gran sonrisa en sus rostros.

— Ahora entren a prepararse, debemos ir a la mansión de los Scholz —