Capítulo 16

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Marcella.

Reviso por quinta vez que todo esté en mi maleta cerrando al final, Ann me mira de forma acusatoria desde el otro lado de la cama mientras prepara la maleta de Damon.

No le gusta que yo haga está clase de cosas, dice que es
o no debe de hacerlo la señora de la casa como si el hacerlo me fuera  hacer menos. Bajo la maleta de la cama y comienzo a tirar de ella hacia la puerta hasta que se me es arrebatada. Fulminó a la mujer que frente a mi cruza los brazos.

— Puedo llamar a alguien que la baje. – informa – o puedo bajarla yo misma.

— Si la bajarás tu misma se te rompería la cadera, Ann. Yo puedo hacerlo perfectamente.

— Pero no debe.

— Es mi ropa Ann, no tengo ganas de que nadie más excepto yo vea mi ropa interior.

— Y yo – Damon sale del closet abotonado su camisa. – nadie más solo ella y yo, Ann. Recuérdalo.

— Hay por favor si yo lavó la ropa he visto los tuyos, los de Salvatore, Alessio y los de la señora.

— Bien, entonces yo lávate la ropa también.

La mujer me fulmina con la mirada, se que no le ha gustado mi respuesta por ello una sonrisa se forma en mis labios que oculto con una pequeña toz cuando se percata de ello. Suspiro resignada, si está mujer sigue haciendo tanto trabajo aquí temo que le dé un infarto.

— Sabe que ese no es el punto.

— Ann – mi voz calmada – no sucede nada si de vez en cuando hago algunas cosas.

— Últimamente no es de vez en cuando es cada vez que termina sus clases. – baja la maleta de Damon colocándola al lado de la mía – usted debería concentrarse en sus estudios y dejarme el resto a mi.

— Eres imposible mujer.

— Pues usted también.

Sale dando pistones, Damon suelta una risa baja causando que lo fulmine con la mirada.

— No encuentro la gracia.

— Jamás dije que fuera gracioso. – se defiende.

— Entonces por que ríes.

— Pequeña – toma mis caderas dejándome frente a el – Ann solo quiere sentirse útil.

— Puede ser útil mientras yo soy útil.

— ¿Estás lista? – cambia de tema – quiero ir y volver lo antes posible.

Asiento y salimos juntos, las maletas ya están en el maletero, Alessio corre a la segunda camioneta dando un beso en mi mejilla de buenos días ya que Salvatore ya está dentro de mal humor. Típico de el.

Desde nuestro encuentro en la cocina a costa de mi tarta hemos tenido un par de puñetazos al estómago, un par de patadas « De mi parte » y tirones de cabello « De su parte ». Nos hemos molestado mutuamente, el ocultando las golosinas que compran para mí y yo colocando flores en su habitación, cuarto de baño, frente a su puerta y cualquier otra área de la casa que use.

Tengo entendido que a Damon tampoco le agradan las flores pero como aún no se ha quejado de las que adornan la casa mucho menos las que están en nuestra habitación sigo pidiendo que las coloque.

Abrocho mi cinturón de seguridad cuando la camioneta comienza a avanzar, Damon va distraído con su móvil y yo contesto los mensajes de mamá diciendo que si voy a Florencia y que ya estoy en camino. También contesto los mensajes de Amaris quien está terriblemente nerviosa y por primera vez agradezco que mi boda haya Sido de un día para otro, bueno al menos para mí.

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