Sólo por última vez.

Octubre, 2015.

Todo comenzó un 16 de Octubre de 2015 una joven alocada andaba por la ciudad, asistía en su último año de secundaria y ese día estaba en uniforme. Como siempre se encontraba perdida, un tanto alejada del rumbo que conocía, a lo lejos miró un grupo de amigos en una cafetería que reían en sintonía parecían amables así que le pareció correcto acercarse hasta ellos para preguntarles si alguno sabía cómo llegar hasta el destino que le correspondía.

Al llegar al lugar notó que todos se miraban bastante jóvenes, como de preparatoria pero eran horarios de clase deberían traer uniforme si se trataba de eso, se quedó pensando unos segundos en la puerta aún sin pasar intentando disimular que les observaba; era un grupo de 4 amigos, 2 chicas y 2 chicos. Todos bastante diferentes entre sí en un aspecto físico pero parecían llevarse bastante bien.

También pensó en preguntarle al chico que atendía la cafetería pero parecía estar ocupado con un joven que le estaba ordenando, en cambio interrumpir una charla entre amigos, tal vez habría sido menos incomodo que interrumpir el trabajo de quién atendía.

Tomó aire y lo sostuvo en su pecho por un par de segundos antes de dar un paso al frente para atravesar la puerta acortando la distancia que separaba la mesa de los amigos y ella. Sosteniendo los cordones de su mochila y decidida llegó hasta la mesa donde todos estaban riendo.

— Hola, disculpen que les interrumpa pero ¿creen que alguno me pueda ayudar con una dirección? —dijo sonriendo nerviosa, esbozando una sonrisa que denotaba que estaba algo perdida, sus manos se juntaron frente a ella luego de cuestionarles y hacerles la interrupción.

Los jóvenes amablemente antes de cesar las risas fuertes voltearon a verle y una de las chicas con cabello corto asintió mientras le devolvía una cálida sonrisa— Claro que sí —dijo la joven— ¿Qué necesitas?—amablemente le preguntó. 

Antes de que Ciro pudiera hablar el chico que hace unos minutos le estaban atendiendo en barra llegó con dos frappés en mano dejándolos sobre la mesa y pidiendo permiso para sentarse en un tono serio pero sin ser brusco. 

Ciro no pudo evitar voltearle a ver quedando embobada por su presencia, sintió cómo su corazón parecía salir de su pecho y siguió el camino de aquél chico hasta que éste se sentó. Los amigos de él se dieron cuenta de la atención que ella había puesto en él, no sólo porque ni siquiera estaba volviendo a hablar sino que no podía apartar su vista de él siendo bastante evidente, todos voltearon a verse en la mesa esbozando sonrisas divertidas, inclusive uno de los chicos hizo una broma a voz baja.

—¿Amiga?— preguntó la otra chica escondiendo una risa tras una sonrisa y soltando un pequeño aire. 

—¿Ah? Ah... ¡Ah! ¡sí! —comenzó a hablar saliendo de su trance volviendo la mirada a las chicas y los otros varones que se encontraban en la mesa pero ahora con una actitud más nerviosa— Preguntaba que, ¿Qué estaba preguntando? —aclaró su garganta.

En la mesa comenzaron a reír ligeramente mientras ocultaban lo que pensaban tras sus rostros amables con sonrisas cerradas.

—Que si saben llegar, hasta aquí—sacó su celular apresurada y señalando la dirección. La primera chica que había respondido tomó el celular mirando la pantalla y los otros le siguieron, inclusive el último joven que conformaba el grupo que ahora eran 5 en mesa. La joven miraba a todos que estaban atentos intentando comprender el mapa y por momentos fugaces llevaba su vista hasta el último miembro.

Uno de los chicos volteó a ver a la joven que había interrumpido la mesa colocando su mano bajo el mentón y el codo en la superficie con una sonrisa divertida mientras los demás estaban atentos discutiendo un poco por dónde quedaba el lugar. Ciro notó esa atención y volteó a verle extrañada elevando una ceja en señal de cuestión «¿Qué pasa?» el chico algo burlón le respondió elevando dos veces la ceja aún con la misma sonrisa y con los ojos señalando al chico del frente que ella misma le había estado poniendo detalle.