Where Blue Meets Green (rewritten version)

Taquero Mamón

Reescrito porque no pude recuperar el original y alch no me acuerdo como iba exactamente jajs.

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–Salaverga.– Harry escuchó su estómago rugir. –Tengo harta hambre.– miró el reloj marcando las 8:20. –Buena hora para taquitos.

El rizado se rascó la panza antes de tomar su celular y entrar a la app de Rappi para hacer su orden. Un poco frustrado después de que dos conductores le cancelara, decidió escribirle al tercero:

jArritoeZtilos69: ora

jArritoeZtilos69: pq n0me kieres traer mistA cos?

LeeyumChofis: ijole pa

LeeyumChofis: esq la neta el man de los tacos es re qlero

jArritoeZtilos69: ah mira

jArritoeZtilos69: me super vale bergA

jArritoeZtilos69: nomAs traime mistA cos ue

LeeyumChofis: ora si que disculpeme joBen

LeeyumChofis: per0 consigase a oTro

–Puto.– Harry se sacó un moco antes de ponerse de pie.

Se puso sus chanclas Gucci que compró en el gabacho. –Nambre, me veo bien papirrín.– dijo mirándose en el espejo antes de salir.

Salió de su departamento y bajó las escaleras hasta la planta baja, salió del edificio y sin mirar a ningún lado, cruzó la calle.

Caminó hasta la esquina de la avenida, donde se veía un puesto de tacos. Tacouis, los mejores tacos, leyó el rizado en la lona que colgaba del toldo del changarro. Pinche nombre todo pendejo, pensó el ojiverde.

–Buenas tardes.– llamó la atención del chico del otro lado del puesto. –¿Me da dos de asada, por favor?

–Dirás buenos días, apenas son las ocho.– pinche wey todo pendejo, pensó el taquero dándose la vuelta para atenderlo.

Harry sintió su respiración atorarse en sus pulmones en cuanto el muchacho se giró. Con ojos más azules que el logo de la pepsi, cabello castaño que sobresalía de su sucio gorro de taquero y labios rosados como Vanish quitamanchas, el hombre parecía el mismísimo dios de los tacos.

Dios mío, es el chaparrito de mis sueños, pensó. –Ah, disculpe usted señor mesero.

–No soy mesero, soy el taquero.– hijo de su pinche madre, nomás porque está re bueno el cabrón, pensó Louis.

–Ah bueno, me da dos de asada, por favor.– no, si. El de Rappi se mamó, no es tan culero el wey.

–No hay de asada, nomás de buche.– el taquero se giró levemente y se dispuso a cortar la carne que usaría para preparar sus tacos.

–Ah bueno, pues me da dos de buche.– poquita opción, pero me maman los tacos de buche.

–No se puede, no hay tortillas.– el taquero apuntó hacia un trozo de tortilla masticada con su cuchillo.

Ora. –Bueno...– el rizado dudó un poco. –Me lavaré las manos y esperaré.

Chingaquedito me salió, pensó el taquero. –No hay baño, nomás hay tacos.– habló, esta vez señalando hacia un letrero pegado en la pared: Noay vañoz.

Ta madre, justo en el covi. –Ah bueno, pues me da tres para llevar.

El castaño volvió a apuntar hacia la tortilla a medio comer. –Ya te dije que no hay tortillas.– lo que tiene de guapo lo tiene de pendejo, ¿verdad?