La muerte de un ser querido siempre golpea en el peor momento posible; porque siempre es un mal momento. Retumba en toda nuestra alma, dejándonos en un tambaleó que no parece tener un final. Y lo único que queda, son los arrepentimientos: los "¿y sí...?" Que no dejan de azotar nuestra voluntad, agravando aún más nuestro estado anímico.
Su vida, desde el nacimiento, había sido una tragedia con principio pero sin final. Que visto desde fuera, podía interpretarse como una obra tragicómica.
Creció entre el hierro de las armas y la suciedad de la tierra donde dormía. Acostumbrado a dormir poco y a entrenar hasta el límite de su cuerpo, encontró su lugar en el mundo cómo un shinobi. Uno que acostumbro a matar primero, y a preguntar después. Sin embargo, está última característica fue la que lo llevó a perder a gran parte de su familia. Más precisamente, a sus hermanos. Los que fueron víctimas de la afilada hoja que portaba su querido hermano.
Quizás fue providencia, ya que el destino le guardaba aún más desgracias. Siendo la más reciente, el asesinato de sus tres esposas.No muy lejos de la orilla del precipicio, bajo la copa de un árbol, sufría en silencio el pilar del sonido; Tengen uzui. Quien había recibido hace unos días, la peor noticia de su vida (Lo cual, era un logro en sí mismo.) habían hallado a sus tres esposas: Makio, Suma y Hinatsuru, asesinadas en distintos lugares del distrito rojo. Junto a ellas, también yacían los cuerpos de otros civiles, que compartieron la fortuna de ser la comida para el demonio que anidaba por esos lares.
La capacidad del sitio era ideal para depositar todo su remordimiento y frustración, que sentía al no haber hecho nada para evitarlo. Él sabía que era su culpa. De no haberlas mandado a aquella misión suicida, aún podría tenerlas a su lado, cómo había sido hasta hace nada.
Estar cerca de la orilla del cañón tampoco era coincidencia. No planeaba lanzarse al abismo, no por el momento, al menos. Aún debía darle su deceso al malviviente que todavía tenía el privilegio de estar vivo.Pero su tranquilidad le fue arrebatada, cuando alguien más se introdujo en la escena. A la distancia, podía oírse cómo los pastizales eran alterados por movimientos bruscos y rápidos. Hasta que finalmente, alguien se asomó por los laterales.
- ¡Ah, con que aquí te encontrabas Uzui! ¡estuve buscándote toda la mañana! - Se trataba de kyujuro rengoku, otro pilar de la cofradía. Que parecía arrastrar consigo unas cajas.
Tengen no se molestó en voltear a verlo, su vista permanecía clavada en el mismo paisaje que había contemplado durante horas. Y no parecía que tuviera planes de desviarla.
- ¿Ubuyashiki te envío a buscarme?...- ¡En lo absoluto, fue idea mía venir aquí a buscarte!
Estaba esperando cualquier respuesta, menos la que acababa de recibir. Y no era para menos, pues él mismo tenía constancia de lo complejo que habría sido localizarlo.
- Con todo respeto, lárgate. No hay nada que puedas hacer al respecto.Kyoguro no resistió en su misión, y continuó aproximándose hasta quedar a su lado. Para posteriormente, tomar asiento en la misma roca.
- te he traído algo de bento. Escuche que no comes hace algunos días, me imaginó que esos músculos no se mantienen solos -Del interior de la bolsa, retiró unas pequeñas cajas cuadradas, Las cuales no tardaron en ser entregas a uzui. Quien dudado en extremo, aprecio el gesto y se dispuso a comer. Sin embargo, no sentía ese impulso de llevar el alimento a su boca para alimentarse. Lo único que percibía al tener el plato de comida delante de él, eran náuseas. No veía el arroz, la carne troceada o los aros de cebolla fritos, solo podía observar un menjurje lodo, que parecía tener vida propia cuando creaba burbujas.
- ¿no te gusta? ¿Quieres cambiarlo por el mío? - preguntó rengoku acercándole su comida.
- ... no importa que haga, cómo intenté desviar mi atención en otra cosa, siempre vuelvo a repetir esa escena en mi cabeza.
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El sonido de las llamas. [BL, Kimetsu no yaiba]
RomanceEn una fatídica noche, las esposas de Uzui son encontradas asesinadas en unas extrañas circunstancias, aparentemente devoradas por un demonio. Uzui en su afán de venganza busca encontrar al culpable pero Rengoku lo ayuda a distraerse. ¿Como terminar...