Encargó

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La noche había caído antes de lo previsto, cosa qué adelantó la pequeña reunión qué rengoku tendría con el patrón. Dentro de algunas horas debería abordar un misterioso tren, dónde últimamente, comenzaron a ocurrir cientos de desapariciones.
Según algunos testigos, las víctimas se esfumaban en un abrir y cerrar de ojos, justo en el preciso momento qué las luces del vagón sufrían un repentino apagón, de apenas un segundo. Sin embargo, el fugaz momento no servía para facilitar la búsqueda. Docenas de hombres fueron empleados en la búsqueda de los desaparecidos, sumado a los perros rastreadores. Pero a pesar de los esfuerzos, ningún cuerpo había sido identificado con éxito.

Se presentó en la mansión Ubuyashiki, con su vestimenta y armamento en regla. La custodia lo invitó a pasar, para posteriormente ser llevado a la habitación del kagaya. Aunque oscura, la casa del patrón siempre se encontraba templada. Probablemente por lo sensible de su enfermedad.

Unas par de gemelas, que parecían ser las hijas del patrón, le dejaron el pase libre para ingresar a su habitación, donde ya lo estaban esperando.

— lamento mucho citarte a estás horas, rengoku — se encontraba acostado sobre su futon. Un balde con agua rojiza a su lado, y una toalla teñida del mismo color, denotaban un gran avance por parte de su enfermedad. Inexistentes eran las ocasiones qué no estaba bajo cuidado.

— ¡no se preocupe mi patrón, siempre me alegra poder compartir tiempo con usted!

Kagaya le devolvió débilmente, la sonrisa que kyujuro siempre blandía en su rostro. Era imposible no contagiarse de su actitud.

— De último minuto, fuimos notificados de la posible existencia de una luna demoníaca, en las inmediaciones del tren infinito. Creemos qué puede estar relacionado con las desapariciones.

Hace bastante tiempo qué no se cruzaba con una luna demoníaca. La última vez, ocurrió hace ya algunos años, en la capital de una ciudad cercana. Una luna menguante había atentado contra la vida de cientos de civiles, al plantar bombas en los principales edificios de la zona. Su técnica de sangre era de lo más llamativa: cientos de armas de fuego repartidas por todo su cuerpo. Fue una batalla dura, donde tanto él cómo sus ayudantes derramaron sangre y sudor para salir vencedores.
Curiosamente, luego de aquel suceso, rengoku consiguió su estatuto cómo pilar.
De cierta forma, se encontraba emocionado.

— ¡no sé preocupe! Tengo en mente a alguien para qué me cubra las espaldas.

— hum… ¿Puedo saber de quién se trata?

— solicitó la autorización para ser acompañado por Tengen Usui, sañor.

— ¿crees qué ya esté recuperado? — Había cierta preocupación en su tono.

— ¡En lo absoluto! Pero le servirá para despejarse. Además, lo he hablado con él, y no tiene problema en hacerme compañía.

Su semblante se relajó, aliviando la expresión facial qué tenía arrugada por las incertidumbres — hmm… entiendo. Entonces tienes toda mi aprobación. Gracias por acompañarlo en estos momentos. Realmente, eres un gran punto de apoyo para la organización.

— ¡no hay de qué! Mientras la llama de mí vida arda, nunca les faltara calor.

El sonido de las llamas. [BL, Kimetsu no yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora