"Cuando llega la noche y el tren pone rumbo, dormidos en un sueño profundo, verán, una realidad a la que querrán pertenecer, o una a la que querrán volver". recitaba cómo verso de canción, la primera luna inferior, Enmu, estático sobre la cabina del conductor.
Para ese momento, ya había dejado neutralizado a todos los miembros de la cofradía, en un profundo sueño del que sería imposible despertar. Ninguno se había salvado, puesto qué había combinado su sangre, con la tinta de los pasajes del tren. Una vez perforados, activaba su técnica de sangre.***
Ingresaron al vagón, con cierto temor en sus rostros. A pesar de qué estuvieran dormidos, no dejaban de ser una amenaza latente. Tenían instrucciones específicas para acabarlos.
Con cuchillos en mano, los secuaces del demonio se preparaban para llevar a cabo el plan.— Son los dos de allá, ¿verdad? — señaló uno de ellos, apuntando con su dedo al dúo de pilares.
— y los otros tres niños de atrás. Aun así, no les quites el ojo —No podían apuñalarlos directamente, ya que su sed de sangre sería capaz de devolverles la conciencia. De tal modo, qué debían asesinarlos atravesando el núcleo del espíritu, qué yacía en los más profundo de sus conciencias. No sería tarea fácil, teniendo en cuenta qué ellos mismos estarían acechando en sus mentes.
A través de unas sogas empapadas con la sangre de Enmu, serían capaces de sumergirse en lo más profundo de sus sueños o recuerdos. Debían ser cautelosos, nada les aseguraba su integridad dentro de las tinieblas que representaba el subconsciente de unas personas tan trastornadas cómo el de los cazadores.
***
Despertó rodeado de árboles, plantas y césped. Podía vislumbrar los rayos del sol qué se colaban entre las hojas de las copas, cómo se filtraba el agua en un colador. Aunque por muy bonita qué fuera la postal, tenía un trabajo por hacer.
Escondido detrás de algunos arbustos, busco incesantemente al pilar del sonido.
Era bastante vistoso, cosa qué lo llevó a ubicarlo rápidamente bajo la sombra de un árbol. A su lado, tenía a tres hermosas muchachas, las cuales reconoció cómo sus prometidas.
Ya lo había estudiado con antelación, cosa qué lo llevó a esperar tal escenario. Le dejaba las cosas más centellas, ya qué se encontraría ocupado con sus ilusiones.Los sueños creados por el demonio Enmu, no eran infinitos, tenían un límite qué se hacía notar con una delgada pared invisible. A pesar de qué el paisaje continuará más allá de éste, no eran alcanzables de ningún modo. El núcleo del espíritu, se encontraba desgarrando aquella pared. Y el propietario del sueño o recuerdo, siempre se encontraba en el medio. Por lo qué podía ser usado cómo punto de referencia.
Tan pronto cómo se aseguró que tenía a él pilar lejos, comenzó a correr hacia la periferia, buscando su boleto de la victoria.***
En el vagón, el resto de los esbirros del demonio estaban encontrando dificultades para liquidar a los cazadores. En especial, a la niña qué se adentro en la mente de rengoku. Había seguido todos los pasos a la perfección, incluido el no ser vista por la víctima. Sin embargo, hacía falta más, para hacer dormir a un pilar.
Con su cuerpo aún inconsciente, se puso de pie y tomó a la muchacha por el cuello, levantándole en el aire.Tanto alboroto había hecho salir a Nézuko de su caja, topándose con media docena de desconocidos, amarrados a los compañeros de su hermano. Claramente algo sospechoso estaba ocurriendo. Pero cuando se acercó a despertar a su hermano, comprobó qué nada podía despertarlo.
En su desesperación por no poder ayudarlo, le distrajo él llanto de una persona. Unos asientos más adelante, encontró al pilar del sonido derramando lágrimas sobre su asiento. Algo estaba soñando, qué lo tenía tan desconsolado.
Cómo última opción, Nezuko abrazo uno de sus fornidos brazos, desplegando unas fuertes llamas demoníacas…***
No recordaba la última vez qué había sido tan feliz. Las noches llorando en soledad, parecían qué al fin terminarían. Ya no debía soportar los falsos pésames del resto, ni dar explicaciones a cosas obvias. Ver sus sonrisas una vez más, le regresaba la vida.
Sin embargo, mientras conversaba y comía con sus esposas, repentinamente, Tengen fue envuelto por unas llamas rojizas y rosadas.— ¡ahhh! ¿¡qué te pasa!? — Gritó Suma intentando apagar las llamas con el mantel en el qué estaban sentados, sin rendir efecto.
Aun así, las llamas no parecían quemarlo ni herirlo. Continuaron ardiendo algunos segundos más, hasta qué se apagaron en seco.
Uzui quedó petrificado, sus manos temblaban con fuerza, cómo si se encontrará desnudo en medio de una tormenta de nieve.— ¿¡Te encuentras bien!? — con una notable preocupación, Makio lo tomó de sus temblorosas manos. Calmando al instante su nerviosismo.
Levantó la mirada, observando aunque preocupado, su hermoso rostro. Cada detalle de sus ojos, era tal y cómo lo recordaba. Inequívocamente era ella, pero en su cabeza, golpeaba fuertemente la idea qué no era así.
— Sí, y muchas gracias, chicas — con la voz a punto de quebrarse, las envolvió en lo qué probablemente sería, su último abrazo con ellas.
— ¡Gracias por haber existido!Sus esposas no tuvieron tiempo a responder, ya qué Tengen se alejó del sintió tan rápido cómo podía. Cubrió sus oídos, para no tener qué escuchar los gritos qué le pedían qué no se alejara, qué se quedará con ellas.
Su travesía terminó cuando chocó contra una pared invisible, tan dura cómo su vida. Intentó atravesarla de distintas maneras, pero no había forma.
Debía escapar. Y sí había encontrado una pared invisible, significa qué se encontraba bajo los efectos de alguna sustancia extraña. Sabía qué ese no era el mundo real, y aquellas llamas se lo habían confirmado.
Si se trataba de un sueño, debía haber bastado con saber qué se encontraba soñando, para despertar. Esto era algo más, algo más fuerte. Y requería medidas más drásticas.
Tomó una de sus armas, qué llevaba en la espalda. Y armándose de valor, se rajó el cuello.
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El sonido de las llamas. [BL, Kimetsu no yaiba]
RomansaEn una fatídica noche, las esposas de Uzui son encontradas asesinadas en unas extrañas circunstancias, aparentemente devoradas por un demonio. Uzui en su afán de venganza busca encontrar al culpable pero Rengoku lo ayuda a distraerse. ¿Como terminar...