Lie to me - Billy Hargrove +18

El juego +18

Me giré y le vi.

Apoyado con la espalda en la puerta y los brazos cruzados.

Mierda.

La cabeza me daba vueltas.

¿Lo estaba viendo más guapo de lo normal?

Joder.

- Billy.. -susurré mirándolo a los ojos por fin.

- Creía que te estabas escapando de mi. -habló acercándose a mi.

- ¿Por qué tendría que estar escapándome de ti? -hablé segura, apoyándome en el lavamanos.

- Por que tienes miedo de estar cerca de mí. -habló él.

Estaba más cerca de mí.

- No te tengo miedo, Hargrove. -levanté más la cabeza.

- Yo creo que tienes miedo de que sea yo quien tumbe tus barreras, preciosa. -siguió acercándose.

Más cerca.

- ¿Tú? no me hagas reír. -le dije burlona con una risita.

- Puede que me equivoque, quizás sea Harrington el afortunado, pero he visto como mira a tu hermana, así que creo que no. -empezó a hablar.

- Steve es mi mejor amigo. -expliqué cruzándome de brazos.

- He pensado en Munson, pero ¿sabes? he estado hablando con él hace unos minutos, y me ha explicado la relación que tenéis. -siguió hablando y yo tragué saliva.

Maldito Eddie, se suponía que era un secreto.

- ¿Qué te ha contado? -pregunté.

- Sexo sin compromiso, que sois algo así como mejores amigos que se entretienen juntos, ya sea alguna noche en su caravana o en los baños del instituto, pero me ha dejado muy claro que ninguno de los dos siente nada por el otro más allá del sexo. -terminó de hablar Billy.

- Así es. -aclaré yo.

- Entonces, he ido fijándome en ti estos días, y cuando estoy cerca, tu cuerpo reacciona a mí, estás más tensa y nerviosa, ¿puedes explicarme eso, preciosa? -lo último casi lo susurró.

Estaba a centímetros de mi.

- Creo que te estás equivocando conmigo, el que se pone nervioso eres tú. -le dije con una sonrisita y me acerqué más a él.

Acerqué mi cara a su cuello y lamí su mandíbula.

Él soltó un gruñido y se estremeció.

- No juegues, Heather. -gruñó.

- ¿Te gusta jugar, Billy? -pregunté juguetona, mirándole a los ojos.

Desafiándolo.

- Los juegos siempre suelen ser de al menos dos personas, ¿estás segura que quieres jugar conmigo? -preguntó y su mano puso mi pelo hacia atrás.

- Me gustan los juegos. -le sonreí con maldad.

Me alejé de él y caminé hacia la puerta.

Un brazo me interceptó y me acorraló contra la puerta.

- ¿Te he dado permiso para que te fueses, preciosa? -habló con voz grave.

- No necesito tu permiso, cariño. -me burlé.

- ¿Estás segura que quieres irte? -preguntó desafiándome.

- ¿Estás seguro que quieres que me quede? -pregunté de vuelta.