Miénteme

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No había ido a clase durante toda esa semana.

Me negaba a verle.

Y mucho más ver a todo el instituto.

El ridículo que había hecho era demasiado grande.

Y el dolor que sentía era muy grande.

No quería salir de la cama.

Era viernes por la tarde y mi familia había salido.

Nancy se había quedado conmigo.

Escuché como sonó el timbre, pero ni siquiera me moví de la cama.

Me tapé más con la sábana, haciéndome una bolita.

Unos minutos después, escuché voces y Robin y Nancy entraron a mi habitación.

- Mi niña bonita, ¿cómo estás? -preguntó Robin con suavidad mientras se sentaba a mi lado y me miraba con una sonrisa.

- Sigo queriendo desaparecer. -aseguré y me tapé más.

Robin soltó una risita.

Nancy se sentó a mi otro lado.

- Creo que nos han cambiado a Heather por otra persona, ¿desde cuándo ella se esconde por algo así? -preguntó Nancy, hablando fuerte.

- No lo sé, pero yo siempre pensé que ella nunca perdía. -le siguió el juego Robin.

- Puede que esta vez, si haya perdido. -dijo Nancy y yo me destapé de un golpe.

- Yo nunca pierdo. -aseguré, sentándome en la cama.

Robin soltó un gritito de felicidad y se abalanzó sobre mi, haciendo que las dos cayésemos de espaldas en la cama de nuevo, llevándose a Nancy en el proceso.

Yo me reí con ellas.

- Ahora vas a levantar ese culo de ahí y esta noche vamos a salir a cenar todos juntos. -anunció Robin y yo me levanté.

Las dejé a ellas a cargo de prepararme la ropa mientras yo me metía en la ducha.

Cuando el agua cayó encima de mi, mojándome el pelo, la cara, el cuerpo.

Todos los recuerdos volvieron.

 Y pensé.

¿En qué momento dejó de ser una apuesta?

¿Cuándo fue el momento en que me enamoré y la apuesta dejó de tener sentido?

Con el primer beso.

Ahí mandé a la mierda la apuesta.

Lo tenía claro.

Y le debía una disculpa a Billy.

Pero él me la debía a mi aun más grande.

Mi apuesta con Steve solo era enamorarlo, nunca nadie dijo nada de dejarlo tirado o reírme de él, solo enamorarlo.

En cambio, Billy, su apuesta era literalmente humillarme delante de todos.

Pero aun así, todo estaba mal.

Los dos teníamos la culpa de eso.

Seguía enfadada y iba a necesitar un tiempo para perdonarle, pero admitir mi culpa era un comienzo.

Salí de la ducha y me vestí mientras Robin y Nancy me ponían al día con todo lo que había pasado.

Las tres nos metimos en mi coche y fuimos directas hacia el restaurante del centro comercial, dónde nos esperaban todos los demás.

Lie to me - Billy Hargrove +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora