Después de ese incidente en la iglesia, Sirius y Remus le replantearon de nuevo si deseaba acudir a clase y le volvieron a proponer realizar sus estudios desde casa si no se encontraba preparado. Harry se negó. Sabía que había quedado patético ante los ojos de todos, débil y fácilmente de destrozar de nuevo. No podía permitirse eso, no conociendo como eran la gente de su pueblo. Tom Riddle y compañía. Tenía que demostrar que era fuerte, que no se iba a dejar pisotear como sucedía en el pasado, que no iba a ser de nuevo el hazmereír de todos.
Las consultas terapéuticas aumentaron a tres veces por semana, no solo para poder prepararlo para la vuelta a las aulas sino porque francamente y siendo completamente sincero consigo mismo, estaba bastante mal y todo lo que le había sucedido le había dejado bastante tocado y traumado. Era más un trauma que una persona. Harry no lo sentía tanto, no era algo que percibiese por si mismo sino que se percataba ante la forma de actuar y de reaccionar de Remus y de Sirius antes cosas que hacía o decía y lo que le decía su terapeuta.
Se aislaba en sí mismo muchísimo más de lo que lo había hecho nunca, no hacía nada salvo dormir y comer y las actividades que le obligaban a hacer sus dos tutores. No tenía ganas de leer, ni de ver una película, ni de dar un paseo, ni siquiera de ir a la iglesia. No quería hacer nada salvo dormir y que el tiempo transcurriese lo más rápido posible. No es que estuviera triste, la verdad es que no estaba triste, ni estaba feliz, ni enfadado ni molesto ni tranquilo. No estaba simplemente, Harry no sentía absolutamente nada, se encontraba todo el día en estado neutro, excepto cuando Remus o Sirius se acercaban un poco más de lo que Harry consideraba correcto y se ponía a llorar y le daba un ataque de ansiedad. Aparte de esos momentos donde se sentía aterrorizado por alguna razón que no llegaba a comprender, no había ninguna otra emoción que recorriese su cuerpo.
Estaba bien, pensaba Harry, prefería eso al miedo continuo que sentía al lado de Draco, de sus padres o incluso en el garito. Mejor no sentir nada si lo único que tenías para sentir era malo.
Generalmente, Remus y Sirius no le permitían estar tanto en su habitación como hubiera deseado, siempre estaba haciendo planes y obligándolo a tener la mente ocupada aunque fuese en el interior de su hogar. Harry tenía tanto miedo de salir y enfrentarse al mundo que no comprendía como podía haber aceptado el volver a las aulas. Clara, su terapeuta, le decía que su sentido de la responsabilidad y su deseo de hacer lo correcto podía con el miedo. Harry no estaba seguro de que fuese algo bueno por el tono que ella empleaba al decirlo, pero como tampoco le prohibían volver, no pensaba demasiado en ello.
Eso era otra cosa. Se sentía tan sumamente extraño tener tanta libertad. Podía hacer lo que le diese la gana, elegir lo que deseaba hacer, y no estaba seguro de si era algo que le gustaba porque la mayoría del tiempo, cuando Remus y Sirius le preguntaban, se quedaba totalmente paralizado deseando que fuesen ellos quien tomaran la decisión y le obligasen a acatarla. Era todo más fácil de esa manera y no comprendía la necesidad de que le obligaran a tomar decisiones o a elegir lo que deseaba. Él no sabía lo que quería en absoluto, en ningún sentido, lo único que funcionaba con él es que se lo dijesen ellos, y Sirius y Remus no se veían de esos, lo que le provocaba una molestia mucho más grande de lo que deseaba reconocerse a sí mismo.
Fueron unas Navidades de lo más extrañas, pero buenas, muy buenas. Se atrevería a decir que las mejores que había tenido en toda su vida.
Cuando despertó el día de Navidad con el sonido de los villancicos y del olor a galleta horneada, Harry se levantó y se dirigió al salón, donde, debajo del árbol que habían decorado unas semanas atrás se hallaban una serie de regalos y no pudo evitar fijarse que alguno de ellos tenían su nombre escrito. ¿De verdad iba a tener regalos en Navidad como en las películas?
No pudo evitar sonreír ante eso. Vivir con Sirius y Remus era como estar continuamente en una de sus películas favoritas y no podía evitar sentir ese miedo de que en cualquier momento las cosas se torciesen, porque estaba seguro de que así sería. Mientras tanto, aprovecharía aquel tiempo bien con ellos lo máximo posible. Lo aprovecharía como no supo aprovechar a Draco.
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Sinners.
FanfictionEn un intento desesperado de reconducir el camino de su unigénito, Lucius y Narcissa Malfoy optan por mandarle a la otra punta del país, al hogar de sus mejores amigos y personas de mayor confianza, Lily y James Potter, con la esperanza de reconduci...