Cuando Draco entró en el pub y a pesar de la calidez que le abrazó al primer instante que puso un pie en un interior, todavía continuaba congelado de los pies a la cabeza. Recordó como en el hospital psiquiátrico nunca hacía frío pues se encargaban de mantener siempre una buena temperatura, y por un segundo echó de menos el calor permanente de aquel sitio.
Miró hacia todos lados en busca de Hector, y no sabía aún si también de Harry, pues habían quedado allí para tomar unas copas y ver un pequeño concierto de indie. Draco había tenido que tomarse varias pastillas y hacer unos cuantos ejercicios de respiración que le habían enseñado en el manicomio antes de poder dirigirse hacia allí y presentarse ante Hector. Esperaba que fuese suficiente y no terminase mandando a la mierda los diez años de trantamiento intensivo al que se había visto sometido.
Tenerlo delante sabiendo lo que le hacia a Harry, hablarle normal, mirarle a los ojos, era peor que una tortura medieval. Le causaba un quemazón el pecho, una sensación de angustia y de ahogo que le impedía respirar, un cosquilleo por toda su musculatura de evitar lanzarse a él. Pero tenía que aguantarse, tenía que evitarlo, si alguna vez caía iba a asegurarse de que Hector cayera con él y todavía era demasiado pronto para ello.
No tenía nada específico planeado, nada que supiera que iba a salir bien. Había pensado en ganarse su confianza y grabar un audio de él diciendo que lastimaba a Harry y enseñarselo a Ella, que podría hacer mucho más que él, pero eso solo salía bien en las películas y dudaba de todo corazón que ese chico alguna vez fuese a reconocer algo, por mucha confianza que tuvieran. También pensó en ganarse la de Harry para que se dejara ayudar, lo que era aún más improbable, no solo por parte de Harry sino también de sí mismo. Se le ocurrió también aterrorizar a Hector para que se alejara de Harry, pero ya no sabía como hacer eso sin quedar en ridículo y sin dar cien pasos hacia detrás. Su mente y su forma de ser ya no era lo que eran en el pasado, no era capaz de las mismas cosas, gracias a Dios cabía decir.
Se le ocurrieron mil cosas, incluso matarlo, pero ninguna parecía que fuese a funcionar, no sin la ayuda y la aceptación de Harry, lo que era altamente improbable. No se podía ayudar a quien no quería ser ayudado, más aún ayudado precisamente por él, pero no podía quedarse de brazos cruzados, no podía permitirlo ni aceptarlo.
Lo único que sabía es que ahora si que no podía abandonar la vida de Harry, alejarse de ese grupo, no cuando él era el único que lo sabía. No hasta que el azabache estuviese a salvo. Tenía que involucrarse más en su vida y la única forma era a través del cerdo de Hector, aunque le costase la vida estar a su lado sin hacerle la primera cosa horrible que se le pasara por su mente.
Finalmente lo vislumbró, sonriéndole de medio lado con un gesto coqueto. Draco entrecerró los ojos tratando de respirar hondo y caminó hacia él al mismo tiempo que lo hacía Hector.
- Qué guapo.- Le miró sonriente. Draco trató de devolvérsela pero lo único que le salió fue una mueca de asco, y no de dio cuenta hasta que Hector no le miró algo confuso.
- ¿Está Harry?- Preguntó disimulando su mirada hacia el fondo del pub.
- Sí, se ha quedado descansando. Está agotado con todo lo de la universidad y el trabajo, yo le he dicho mil veces que no necesita trabajar ni estudiar porque yo se lo puedo dar todo pero no hace caso.
No pudo evitar la sonrisa irónica que salió de sus labios. Qué tipico, no querer que Harry consiguiera nada por sí mismo para dejarlo si absolutamente nada y mantenerlo a su lado, no sabía como no se había percatado las otras veces que habían mantenido esa conversación.
- ¿Qué ocurre?- Le preguntó Hector percatándose de su sonrisa.- Estás actuando muy extraño últimamente.
Caminaron hacia una zona libre donde pudieron sentarse delante de unas mesitas de bajo tamaño con luces en los costados. Draco tardó bastante en responder, ni siquiera sabía que demonios hacia en un pub a punto de ver un concierto de indie con el maltratador de Harry. Los planes nunca se le habían dado demasiado bien pero por alguna razón sabía que necesitaba ganarse la confianza de Hector para que sacara su verdadero ser, ¿y qué mejor que demostrarle que él podía ser —o había sido— incluso peor? Además, la única forma que había de estar cerca del azabache para encontrar una forma de protegerle y/o convencerle para que buscase ayuda era por medio del cerdo de su novio.
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Sinners.
FanfictionEn un intento desesperado de reconducir el camino de su unigénito, Lucius y Narcissa Malfoy optan por mandarle a la otra punta del país, al hogar de sus mejores amigos y personas de mayor confianza, Lily y James Potter, con la esperanza de reconduci...