Capítulo tres.

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El sol entraba por la ventana de la habitación, avisando un nuevo día por lo que Brooklyn miró el reloj de su mesita de noche. Aún faltaba media hora para que despertara por completo.

Cómo siempre, buscó a Peggy en su cama con la mirada y esta vez estaba vacia por lo que la chica simplemente bufó y se tiró de nuevo a la cama mirando al techo.

Y fue ahí cuando los recuerdos de su anterior vida regresaron a ella. A esta hora de la mañana probablemente estuviera corriendo para ir a la pasantía en un laboratorio en Queens o escuchando canciones de Taylor Swift en el metro.

Había cambiado su vida de un momento a otro y todo por Loki.

Al menos la hubiera regresado la piedra a un par de años atrás para advertir a Los Vengadores que venía después, no a dónde una guerra estaba en su punto máximo y aún no había cura para la tuberculosis.

Cómo siempre, se puso su uniforme de camarera azul y su mandil blanco. Llevó dos mechones de cabello hacía atrás, ajustándolo y fijo su flequillo con laca. Maquilló sus mejillas con rubor y delineó sus ojos, sin exagerar.

Eran nuevas modas que se había permitido experimentar como si fueran la primera vez.

De camino al restaurante, el trayecto fue corto y se dió cuenta que llegó temprano por lo que al entrar al lugar no había ni una sola alma, más que la de ella y el cocinero quien no parecía querer entablar una conversación.

Limpió mesas, arregló sillas y fregó el suelo del lugar.

Conforme, se puso detrás de la barra encendiendo la cafetera y espero a que entrara el primer cliente que para su sorpresa era un chico con uniforme de soldado.

—Buen día soldado ¿Café? —aquel chico indiferente sólo asintió mirando el periódico, para Brooklyn fue algo normal después de todo, aunque aun pensaba en todas aquellas pláticas dónde su padre decía que antes eran más gentiles, eran mentira.

Ella puso una taza enfrente suyo y vertió la bebida caliente con sutileza.

El soldado al alzar la mirada se encontró con la mirada atenta de la chica de cabellos castaños que se le hacía vagamente familiar. Pero no dijo nada, pero no pudo evitar dejar de mirarla.

—Muchas gracias —sonrío apenas, sin dejar de observarla haciendo que la chica frunciera el ceño un poco confundida.

—¿Ocurre algo?

—Te pareces mucho a una chica que conozco —comentó con una sonrisa, aligerando un tanto el ambiente.

—Dudo mucho conocerte, apenas llevo un año en el lugar —explico mientras ofrecía galletas a lo que él negó.

—En ese caso, ¿Podemos conocernos? Soy James Barnes —aquella sonrisa que le dió mientras acercaba la taza a sus labios hicieron que ella suspirara.

—Brooklyn Moseley —le dió una sonrisa amable de labios cerrados mientras servía una taza de café para ella.

—Lindo nombre e irónico.

—Lo sé, me lo dicen muy a menudo.

—¿Llevas poco aquí entonces? Supongo que no tienes amigos.

—Lo muy deprimente que ha sonado eso me ha puesto a pensar y en definitiva, no tengo y dudo tenerlos, todos por aquí son unos patanes —le dió una sonrisa sarcástica antes de comerse una galleta de mantequilla.

—Ouch —llevó una mano a su corazón fingiendo dolor haciendo que ella riera a lo que James sonríe al escuchar esa melodía tan armoniosa—. Permíteme demostrarte que no todos somos iguales.

Another era girl - Steve Rogers/Capitán América Donde viven las historias. Descúbrelo ahora