Capítulo trece.

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Habían sido meses muy duros, apenas y veía a Steve cuando regresaba de emergencia a New York o ella viajaba a Londres por asuntos de la SSR.

La única manera en que no se sentía tan preocupada era por las cinemáticas mensuales como reportes de misión para los altos mandatarios, dónde salían sus amigos.

No pudo evitarse sentir nerviosa cuando todas las miradas se posaron en sí, cuando se dió a conocer que Steve llevaba una foto de ella en su brújula. El también se sintió atrapado cuando lo filmaron.

Peggy y ella estaban más unidas que nunca porque la castaña pasaba mucho tiempo en la SSR por Howard, pero aún así las cosas estaban empeorando cada vez más.

Faltan horas para que Bucky no regresara a casa como lo había prometido y otras para que Steve tampoco lo hiciera. El verano estaba golpeando de nuevo en la ciudad y aunque los días eran hermosos para ella eran todos grises.

—¿Estas bien? —Peggy llamó su atención mientras comían el desayuno.

—¿No tienes la sensación de que algo malo va a pasar en la captura de Zola? —vagamente pregunto mientras jugaba con la comida.

—Estoy seguro que Steve sabe cuidarse bien y que cuidará de ellos —la pelirroja apreto su mano dándole apoyo pero eso no la dejo tranquila.

—Es sólo que, siento como sí ya hubiera vivido esto —rio un poco ante la ironía de sus palabras, probando por fin el jugo.

—Nada malo va a pasar, es Steve de quienes estámos hablando.

La conversación se quedó ahí, pues no quiso decir nada más que le dejara en descubierto así que siguió comiendo.

Las siguientes horas fueron eternas, tenía la esperanza de que todo pasara tan rápido. Todo ese tiempo se odio por haberse encariñado con ellos porque ella sabía sus futuros no favorecedores y aún así se arriesgo.

Parecía que no aprendía de los errores.

—Howard, han llamado de la SSR desde Londres, han capturado al doctor Zola —murmuró, sintiendo el peso de sus palabras.

—Te veo triste, ¿Estás bien?

—Peggy me ha dicho que no tiene noticas agradables —mintio, nadie le había dicho.

El vuelo duro una eternidad, sólo quería llegar hasta Steve sabiendo que el era el mayor afectado de la situación pues era su mejor amigo, su hermano, su alma gemela de batalla. Sabía que se iba a culpar por no haberle protegido pero no podía hacer nada contra ello.

Al aterrizar se dió cuenta que no sólo ella estaba triste, también la ciudad que había sufrido un reciente ataque y las calles estaban hechas pedazos.

Sin rumbo algunos, empezó a caminar sobre las calles aunque era insano pues su vida peligraba porque nunca se sabía cuando llegaría una bomba del cielo.

Su instinto la llevó hasta un bar completamente destrozado por el reciente ataque y ahí pudo escuchar el llorar de alguien, así que se adentro.

Su corazón se hizo pequeño en el momento en que vió a Steve, con una botella aun lado y dos vasos. Su rostro estaba rojo por el llanto y aunque el dibujaba una sonrisa ella sabía que no estaba bien.

—No puedo embriagarme ¿Lo sabías? —comento con amargura, mientras ella se sentaba frente a él.

—Algo leí —mintio de cierta forma, pues lo supo desde antes de haber llegado a esa época—. Steve, no fue tu culpa. Nada de lo que pasó ahí fue tu culpa.

—¿Leíste el reporte?

—Sí.

—Pues ahí dice lo contrario —tragó con fuerza, con la cabeza baja y sus ojos inundarse de nuevo.

Another era girl - Steve Rogers/Capitán América Donde viven las historias. Descúbrelo ahora