Guayaba 10.

34 8 5
                                    

Fefa.

Estoy tan nerviosa, miro a Jun que a mi lado está conduciendo.

¿Por qué me invitó a salir de la nada? Y solos, me pareció tierno, pero ahora muero de nervios.

Nunca me han llamado la atención los asiáticos, siempre fui más de rubios, pero este chico es tan atento, atractivo, inteligente, divertido y caballeroso que por mucho que quiera, no creo que deje de gustarme.

Minho, Dan y Taeyang también son lindos, pero Jun logró robarse mi corazón, todos los asiáticos no son iguales y lo aprendí con ellos, también me di cuenta que ellos que son coreanos, no se parecen en nada a los chinos que venden comida cerca de mi casa.

—¿Estas bien?— pregunta volteando hacia mi, mi piel se eriza al instante y es que el olor de su perfume es... Ni siquiera sé definir lo que siento— estás muy callada y tú no eres así ¿Qué quieres comer?

De mi boca no puede salir nada coherente en este momento porque las hormonas me están pasando una mala jugada.

—Helado, oreo...

—Oh, entonces podemos parar aquí— dice entrando a una gasolinera.

—Y tu.

—¿Yo? ¿Yo qué?

Me mira confundido, dios, que lindo es.

Observo sus labios, carnosos y rosados de los que me dan ganas de cometer miles de locuras, juro que jamás había tenido tantas ganas de besar a alguien.

—También quiero comerte... A ti...

Las veces que he besado o he intentado manosear a alguien, lo hice para "tener experiencia" pero ahora... Realmente quiero hacerlo.

Su mirada se suaviza y ríe levemente, mi pecho se alborota como si una manada de gorilas estuviera correteando por ahí.

—No pensé que tú serías la primera en decir algo así— dice— fui muy lento.

Se acerca a mi y sin retrasarlo un segundo más, nuestros labios se unen, haciendo que ambos temblemos.

Sabe a chicle de fresa, introduce su lengua en mi boca y juguetea con la mía, gimo de placer al sentir su mano izquierda tocar mi espalda, con la derecha me acaricia la mejilla.

El beso es lento, pero intenso, muy intenso y si que lo disfrutamos.

Yo subo mis manos lentamente a su cuello para acercarlo más a mi, se notaba que besaba bien, pero es... Todo un experto.

Nos separamos poco a poco con las respiraciones aceleradas.

—¿Sigue en plan lo del helado y las oreo?— pregunto viendo sus ojos.

—Si y una película ¿Qué tal?

—¿Elizabeth no estará dormida?

—Podemos verla en mi casa, prometo no sobrepasarme contigo— dice y luego me guiña el ojo— a menos que tú quieras.

Suelto una carcajada.

¿COMO PUEDE GUSTARME TANTOOO?

Demonios, antes del beso me gustaba, pero ahora, me gusta mucho más y solo quiero que me bese una, mil y tres mil veces más.

Asiento, nos bajamos a comprar.

Él fue a buscar helado y yo camino por el pasillo de galletas.

¿Agarro oreos o chips a hoy?

Siento unas manos frías que me abrazan desde atrás y me asusto, pero al escuchar la voz de Jun, me calmo.

—¿Por qué no agarras las galletas?

Guayabas en acciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora