Guayaba 18.

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—¿Bajamos a cenar?— pregunta Dan y yo asiento, claro que tenemos hambre, desde que llegamos de la cancha hemos estado acostados hablando.

Rápidamente bajamos, pero no hay nadie en el salón o en la cocina.

—¿Vamos a la tienda? Seguro Fefa está ayudando a Eli con el inventario o algo así— digo y Dan me mira con preocupación, luego de haberse asomado a la ventana.

—¿Sabes que me pareció raro cuando llegamos? La tienda estaba cerrada, pero aún así, siguen estando las tres camionetas negras afuera junto al auto de Jun.

Camino hacia la ventana para verificar.

Veo las camionetas y como dijo Dan, el auto de Jun, pero ¿por qué la tienda parecía estar cerrada cuando llegamos si ellos lo están aquí en el salón principal?

—Nane... Tranquila, no te vayas a alterar...

Será que quien está molestando a Fefa...

—Oh por Dios Dan!!! ¿Crees que sea el asesino de pollos?— grito y sin darle tiempo a responder, corro hacia la tienda por el pasillo que está dentro de la casa.

Dan viene atrás de mi.

Necesito saber si Fefa está bien, a lo mejor esas camionetas las dejaron ahí y los dueños fueron a recorrer el pueblo.

Pero si no es así...

Siento el cuerpo debil y la visión comienza a fallarme por el esfuerzo de estar corriendo, mierda.

Corro con el miedo de desmayarme antes de saber si ella está bien con Eli y Jun, pasé toda la mañana frente al piano pensando en mis resultados y como decirle a mis padres, después estuve toda la tarde junto a Dan.

¿Como pude ser tan mala amiga? No debí dejarla sola sabiendo lo que está sucediendo.

Abro la puerta del almacén con un golpe que me hace temblar de pies a cabeza y corro hacia la parte de adelante de la tienda, en el camino cojo un palo de madera que Eli usa para bajar cosas de los estantes altos.

En las mesas, hombres que jamás en mi vida he visto me miran raro, pero yo con el palo en mano los ignoro y solo puedo sentir paz al ver a Fefa sentada junto a Jun.

Eli me mira desde el mostrador.

—Dios, estás bien...— digo mirando a mi amiga que se levanta mientras yo suelto sin fuerza el palo.

Intento caminar hacia ella, pero todo el cuerpo me falla y caigo al sueño Justo cuando Dan entra llega.

Veo el piso borroso y escucho gritos, de mi nariz siento salir líquido ¿mocos?

Dan me ayuda a sentarme y al subir el rostro, él abre los ojos como platos.

—AY DIOS MÍO NANEEEE— grita Fefa llegando con papel qué pasa delicadamente por mi nariz, al retíralos veo mucha sangre y como puedo, con la respiración agitada los miro a ambos.

—Lo lamento, yo...

—No puedes correr así, no vuelvas a hacerlo— me reprende Fefa.

—Estaba asustada, perdón por dejarte sola.

—Todo está bien, entiendo que tenías mucho que pensar.

***

Sentada en el sofá y sin sangre en la cara, escucho atentamente todo lo que me dice Fefa junto con su abuelo.

En serio no puedo creerlo.

Literal no es solo asesino de pollos, también mató a los padres de Fefa y ahora quiere hacerle daño a ella.

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