Guayaba 21.

18 4 0
                                    

Fefa.

Los gritos de los hombres que corrieron tras Nane, hacen que Ji-ah y Dante salgan de donde estaban.

—¿Como carajo...?— intenta preguntar Ji-ah, pero unos disparos la detienen.

—Oh... Oh... Creo que mataron a tu amiguita— se burla Dante haciendo que me ponga aun más nerviosa.

—Ya entiendo porqué mamá no se enamoró de ti, estás loco.

Al terminar de decir eso, su mirada se oscurece y su sonrisa burlona se esfuma.

Mierda, debí quedarme callada.

Un fuerte bofetada se estampa en mi rostro, siento el ardor y las lágrimas salir, nuevamente su mano impacta en mi mejilla haciéndome llorar aún más.

Una tras otra, puedo sentir el rostro hinchado y he perdido la cuenta, aunque... Puedo sentir que se está aguantando, no me ha pegado con el puño cerrado.

—Solo por ese comentario, te daría la muerte más rápida de todas, pero... Prefiero hacerte sufrir.

En ese momento entra uno de los hombres que habían salido tras mi pobre amiga, lucia cansada.

Nane no puede hacer ese tipo de esfuerzos...

—Señor, al parecer la perdieron en la oscuridad del bosque, pero muchos la siguen buscando ¿Qué hacemos?

—Da la orden de que si la encuentran, la maten sin piedad alguna y que preparen rápido el jet, me quiero ir rápido— con esas palabras de Dante, el mundo se me cae a los pies ¿Jet...? ¿A donde...?

—Ni se te ocurra...

—Tu no tienes palabra aquí, serás mi mujer y querrás morir todos los días de tu vida ¿Sabes qué será peor? Que tú patético abuelo no podrá encontrarte porque estaremos en una isla que compré a escondidas o quizás lo mate.

Bajo la mirada, no pienso responder a eso.

Tengo que estar concentrada en pensar como salir de aquí antes de que me suban al jet del que habla.

Todavía tengo las navajas en las botas, pero no puedo agarrarlas porque estoy sentada en esta silla de mierda.

Aunque... Si no logro escapar, espero que Nane si pueda.

***

Nane.

A pesar de que todo mi cuerpo me da señales de que debo parar, no lo hago.

Hace un rato que dejé de escuchar que me perseguían, pero sé que no debo detenerme.

Tengo mucho frío.

Siento que la cabeza me va a explotar, al igual que los pulmones, pero lo que más me asusta son los mareos constantes que podrían terminar en desmayo.

Llego a una carretera iluminada por farolas de luz amarilla ¿O es naranja?

Al caer de rodillas en el pavimento, siento abundante líquido correr por mi nariz y solo espero que no sea sangre, por favor...

Me toco y al ver mis dedos, veo la sangre.

Para mi todo está borroso, pero necesito olvidarme de todo y correr por mi amiga.

Comienzo a correr por la carretera con la esperanza de que pase algún auto, pero nada de nada.

En mi mente, solo quiero llegar hasta alguien de confianza y decirle que Fefa está en el bosque...

A pesar de lo débil que me siento, intento correr aún más rápido.

Pero solo termino siendo inútil y cayendo al suelo , por mucho que trato de levantarme, no lo logro...

Guayabas en acciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora