otoño.

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el verano terminó y todos los chicos vuelven al colegio porque, aunque lo odien, las vacaciones terminaron y las clases deben continuar. pero había un problema: en la cabeza de donghyuck solo se reproducía una frase: «espero no verlo».

—no sé de qué soy capaz si lo veo, renjun.

—tranquilo, tenés que controlar tu ira. entiendo que lo que pasó entre ustedes fue... fuerte.

donghyuck pausó y tragó saliva con la mirada clavada en el piso al recordar parte de aquel acontecimiento.

—pero deb...

—da igual.

—¿qué?

—da igual, ren, es parte del pasado. incluso si aparece... simplemente lo ignoraré. ya da igual.

más chicos seguían reincorporándose a la institución mientras los amigos de donghyuck y renjun se allegaban a ellos. entre sonrisas, chistes y anécdotas de sus vacaciones, donghyuck dirigió su mirada a la puerta –como cualquier otro alumno– y vio a quien menos deseaba ver el primer día de clases: mark.

—a donghyuck le habría encantado ver ese perro, ¿verdad, hyuck? –donghyuck no contestó, ni siquiera lo miró– ¿hyuck?

todos se fueron enseriando y miraron a la dirección a la que parecía apuntar su mirada congelada. mark yacía parado frente la puerta principal mirándolos. o bueno, mirándolo. hasta que su grupo de amigos se acercó y salió del trance en el que se encontraba. pero hyuck seguía allí, con su mirada incinerándose, sin parpadear, mirando a esa puerta por la que simplemente seguían pasando los demás alumnos.

—ya está, donghyuck, vamos –dijo jaemin y lo quiso agarrar del brazo.

—puedo solo –se soltó del suave agarre de jaemin y empezaron a caminar hacia el patio central.

donghyuck parecía nuevamente relajado, su enojo se había apaciguado y los chicos continuaban entreteniéndolo con sus anécdotas graciosas.

—voy a comprar agua –habló hyuck.

—apurate que suena el timbre y ya sabés cómo jode la directora.

hyuck se rió levemente y se dirigió solo al kiosco de la institución.

—gracias –entregó la plata al kiosquero y se dió la vuelta. la vuelta más desgraciada de su vida en su cabeza.

mark pasó por su lado sin mirarlo y le pidió algo al kiosquero.

—¿me estás jodiendo? –mark parecía no oír– ¿no me escuchás? –lo agarró del brazo y lo hizo darse la vuelta para mirarlo.

—¿qué querés?

—¿me estás siguiendo? –mark bufó y rió– ¿cuál es el chiste? –donghyuck se acercaba a mark.

—¿me vas a besar?

—¿qué?

mark rió tan suavemente que solo parecía que hubiera exhalado.

—mira, donghyuck, no todo gira a tu alrededor y parece que es lo que no te queda claro incluso después de un verano entero. no te estoy siguiendo. no me importás, no quiero verte, ni escucharte. me molesta tu existencia, tus pisadas, tu aroma y tu molesto agarre.

donghyuck fue relajando su semblante a medida que mark mencionaba las cosas que le molestaban de él. ¿realmente lo odiaba?

no me odies - markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora