☆ Ramé ☆ (Tengen Uzui y tú)

🏮Capítulo. 35🏮

• AZAMI •

—¡Ey, tú!— capto la atención de los dos. El demonio sonrió frivolamente y entrecejé mis ojos.

—Duerme— susurró y una onda impactó mi todo mi cuerpo.

Desperté en lo que sería un prado totalmente silencioso y tranquilo.

—Esto es un sueño, hace nada estaba sobre el tren. Debo buscar la manera de  despertar— me digo a mí misma mirando a todas partes.

Camino por todo el prado en busca de mi salida, pero entre más caminaba, sentía como más se alejaba esta.

Comenzaba a frustrarme.

—Azami — susurran y me detengo en seco— ven, Azami— susurran de nuevo.

—Muéstrate— exigo sin moverme— no iré a ninguna parte— hablo firme bajando mi mano hacia una de mis dagas.

—Oh cariño, eso no servirá conmigo— una voz femenina se escucha enfrente de mi, pero no había nadie, no físicamente.

—Muéstrate físicamente. Si no servirá en ti, ¿por qué ocultarse?— me acerco más hacia donde escuché la voz.

—Bien, como desees.

E increíblemente, pude presenciar lo que tanto deseé durante años.

Ver a mi madre.

Ella estaba ahí, justo enfrente de mi. Seguía tal y como era antes de su muerte. Su cálida sonrisa, sus ojos penetrantes y su cabello largo y sedoso.

—Esto es un sueño— susurro dudando en acercarme a ella.

—Lo es, pero esto es real. Tienes que despertar antes de que sea tarde Azami— su sonrisa desapareció y ahora su mirada era una preocupada.

—Lo sé, pero no hay salida— acaricio mi entrecejo.

—Siempre hay una salida— coloca una mano sobre mi hombro y le miro sorprendida. Tenía que abrazarla.

Impulsivamente la rondeé con mis brazos. Podía sentirla, mas no su calor.

—Azami, el demonio se llama Enmu. No morirá contándole sólo la cabeza, está ligado con el tren, deben encontrar donde yace su esencia en el tren y así podrán acabar con él verdaderamente— explica correspondiendome el abrazo.

—Entiendo, pero no sé cómo despertar— al terminar la frase hago silencio. Esto es un sueño, si yo muero puede que despierte. Es muy arriesgado, pero debía ser rápida— ya sé como despertar— ella sonríe pacíficamente.

—Estoy muy orgullosa de ti y de lo que has logrado. Tienes a un gran hombre a tu lado y eres feliz. Tu padre y yo siempre estaremos contigo guiándote— acaricia mi mejilla y tenso mi mandíbula para no llorar— para ganar algunas veces hay que perder, Azami. Te amo con mi vida.

Y sin más desaparece.

Un nudo en mi garganta se instala y suelto una lágrima.

—Yo también te amo, mamá — susurro casi inaudible.

Saco mi katana y posiciono al filo al lado de mi cuello. Cierro mis ojos y tomo un poco de aire para de un golpe cortar mi cuello.

Y fue como caer de golpe a un agujero negro.

Abro mis ojos asustada y toco mi cuello rápidamente. Sonrío nerviosa al ver que había vuelto a estar sobre el tren.

Tanjiro estaba ahora peleando contra Enmu. Debía ser el elemento sorpresa.

Empuño mi katana con fuerza y salto para caer justo al lado de Tanjiro e ir rápidamente hacia Enmu. No podía esperar ni un segundo más. A la velocidad del sonido me acerco a él y hago fuerza para cortar su cuello.

—¡AAH!— quedaba poco pero él forcejeaba.

Una oleada de calor se sintió en mi mejilla, la katana de Tanjiro la había rozado al cortarle la cabeza a Enmu.

—¡Lo siento, Azami!— habla preocupado señalando mi mejilla.

—Tranquilo, solo rozó— el asiente tranquilo— no ha muerto, debemos buscar su esencia por el tren— indico mirando la cabeza de Enmu, quien aún se mantenía conciente— ve a buscarla, yo me quedaré aquí.

Tanjiro se marcha y mantengo mi vista en el demonio.

—Morirás, y contigo, todos lo demonios con los que me tope— hablo lentamente.

—Nunca podrán eliminar nuestra raza, admitelo, la línea de cazadores cada vez es más patética, tú también morirás y dime, ¿quién tomará tú lugar?, alguien inexperto— ríe sádico y hago una mueca de asco— los demonios cada vez nos hacemos más fuertes, ágiles, inteligentes y astutos. Quizás deberías unirte a este bando, contigo como demonio seria imparables.

—Si son todo lo que has dicho, ¿por qué necesitar de mi?. ¿Acaso Muzan teme de la competencia?— hago un puchero para sonreír divertida haciendo que él comience a maldecir bajo.

—Mi señor podría acabar contigo y los tuyos en un pestañeo— suelta con odio.

—¿Y por qué no lo ha hecho?, ¿por qué no se aparece y lo lleva acabo?. No le temo a la muerte, indirectamente acabé con mi vida en aquel sueño que me indujiste— me agacho para verle de cerca— todo este escenario que tienen ustedes los demonios, es sólo una copia patética y vergonzosa que ya sucedió en el pasado. Y adivina, en una y cada una de esta obra, ustedes son los que mueren en cantidades mayores— le señalo con una sonrisa arrogante.

—Pudrete.

—Hazlo tú primero.

Y vi como su cuerpo comenzaba a desintegrarse.

—Acabaré contigo una vez más, Enmu.