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Nota 3

Todavía podía recordar aquel día, a principios del año pasado cuando Jimin volvió de su viaje por Francia donde había acompañado a sus alumnos a un concierto en Paris. Nos habíamos estado llamando por teléfono durante todo su viaje, pero obviamente, eso no era suficiente para nosotros. Así que tan pronto como el profesor llegó, no aguantamos más y terminamos teniendo un pequeño y gran revolcón de bienvenida en el sillón.

Yo me reía tanto entre gemidos mientras Jimin se hundía en mí agarrándome fuertemente de la cintura por detrás, mi mejilla derecha golpeaba la manta del sofá y mi cabello tapaba la vista. No podía dejar de reír por algo que había sucedido cuando mi novio —ex ahora— comenzó a embestirme. Yo estaba carcajeando tan fuerte como un lunático, que hizo que se nos bajara la calentura a ambos en un santiamén.

El pelinegro gimió ronco y dejó de moverse. Yo levanté un poco la cabeza y me giré a mirarlo entre risas, mis ojos estaban empapados en lágrimas por las carcajadas y las embestidas. Recordé como Jimin me miró serio con una ceja levantada esperando a que me callara.

Yo era una persona a que le podía dar un ataque de risa y se podía desinflar en cualquier tipo de situación, sin importar cual fuera.

¿Vas a callarte ahora? —sus mejillas sonrojadas se pronunciaban mucho más y el sudor caía de su frente. Me reí, todavía sin ser capaz de contenerme.

Lo siento, es que... —mi carcajada me interrumpió—, lo siento.

Jungkookie... amor, por favor —Jimin se agachó un poco y dio suaves besos en mi espalda—. A cualquiera le puede pasar.

¡Te tiraste un gas! —carcajeé girándome y golpeando el sofá con unos de mis puños— ¡Y sonó como una tormenta eléctrica!

Ni siquiera hizo falta mirarlo, yo sabía que él había puesto los ojos en blanco, avergonzado y con los dientes mordiendo su labio inferior, y regresó a clavar sus manos en mi cintura levantando mi trasero y hundiéndose con fuerza en un gruñido. Pronto, mis carcajadas se volvieron gemidos y el ataque terminó. Muchos minutos de golpes después, él se vino dentro de mí y aquello me hizo derramarme. Riéndome un poco, jadeé buscando el aliento y limpiando las lágrimas de mis mejillas.

Hum, lo siento bebé —reí de nuevo.

La próxima vez me tiraré uno más grande.

Oh no, por favor, no.

Jimin se tiró a mi costado besándome en la frente y yo me giré a mirarlo en una sonrisa. Pronto, él comenzó a reírse conmigo y me besó en los labios, luego repartió besos en todo mi rostro y me quejé de ello acercándome más a él y escondiéndome en su pecho. Respiré fuerte su aroma y me morí de amor abrazándolo. Recordé sentirme en casa, después de estar lejos por unas dos semanas. Recordé sentirme feliz y amado. Recordé sentirme yo mismo en sus brazos.

Te extrañé mucho, mi amor —Jimin murmuró en mi sien, sus labios rojos besaron mis párpados cerrados. Suspiró con fuerzas apretándome junto a su pecho. Gemí con amor después de eso, abriendo mis ojos y mirándolo enamorado, perdido y muerto de amor por este muchacho de sonrisa hermosa y ojos risueños. Me acordé haberlo mirado tan profundo mientras me preguntaba: ¿Qué hice para ser merecedor de su amor?

Levantando mi mano derecha, acaricié el contorno de su rostro y me levanté un poco para besarlo profundamente en la boca, perdiéndome en su sabor y reencontrándome con su alma a través de su lengua.

Te extrañé como no tienes idea —le murmuré—, lo mismo que tú, pero multiplicado por cien mil millones de universos, contando las galaxias, las lunas, planeta y todo tipo de materia.

Piece • JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora