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Di vueltas por la ciudad por no se cuanto tiempo hasta que después de siete llamadas le respondí a Nico.

Hasta que por fin contestas Christina. ¿Donde estas?. —preguntó casi desesperado.

—Estoy llegando a la plaza. ¿Quieres tomar algo? —pregunté con cierta calma.

¿Tomar algo? —dijo alterado. —Lena está aquí conmigo... —comenzó a susurrar. —Me contó lo de tu trabajo ¿que fue lo que pasó?. —ella fue lo que pasó. —Dice que fue su culpa y no para de culparse. —pues en teoría si lo fue. —Carajo ¡di algo!.

—¿Que quieres que diga?. —pregunté molesta. —Ella tomó la decisión por si sola de ir al colegio para pedir el cambio de grupo y gracias a lo que dijo me despidieron alegando que ella fue la primera madre en decir que mi trabajo era malo y que la directora quería evitar a más madres quejándose por lo mismo.

—Chris...

—¿Que Nicolás?. —grite enojada. —¡Si vas a estar de su lado evita volver a llamarme!. —colgué y golpeé en repetidas veces el volante.

Creía que mi molestia se había esfumado hasta que atendí la llamada de Nico y me di cuenta que no, que solo estaba esperando el momento para explotar y lamentablemente fue con él. Enojada era poco porque perdí mi trabajo y se perfectamente que no es el fin del mundo que puedo conseguir otro, pero ya llevaba poco más de seis meses dándole clases a ese grupo ya me había encariñado, si tenía mal humor o no tenia ánimos bastaba que ellos llegarán para que eso cambiará, todos mis alumnos le daban alegría a mi día y eso pasaba porque amo lo que hago, amo estar en el salón de clases con mis chiquitines y ahora no me queda nada de ellos y ellas.

Volví sin ganas de nada a mi departamento y justo en la puerta estaba Lena con Esme a un lado, y que jugará esa carta ahora me pone mal, porque sabe perfectamente que no me puedo resistir a ella. Y efectivamente en cuanto Esme me vio salir del elevador salió corriendo a mis brazos.

—¡Mami!. —grito mientras corría. —Te extañaba. —dijo ya en mis brazos.

—Yo también princesa, yo también te extrañaba. —susurre escondiendo mi rostro en su cuello tratando de retener las lágrimas.

—¿Mamá?. —le preguntó a Lena al verme así. Lena se acercó a nosotras y también nos abrazo.

—No pasa nada mi amor. —la tranquilizó.

Entramos a mi departamento y aunque no quería hablar aún con ella, que quería espacio para pensar las cosas no puedo estar lejos de ellas las quiero con el alma y no tenerlas me parte el corazón. Me recosté en el sofá más grande, y Esme tan cariñosa conmigo se acostó sobre mi para darme mimos, realmente necesitaba sus muestras de amor.

—Te amo mami. —y eso hizo que nuevamente soltara lágrimas.

—También te amo princesa.

Me quedé dormida con ella y cuando desperté estaba sola en el sofá, busque a Esme con la mirada pero no la encontré, por la hora creí que ya se habían ido pero me equivocaba.

—Ya es tarde y esta durmiendo en tu cama. Espero no te moleste. —la voz de Lena me saco de mis pensamientos.

—No, no me molesta. No te preocupes. —respondí frotando mis ojos para después ver la hora casi las once de la noche, si que dormí mucho.

—Lo siento mucho. —comenzó a hablar sentándose sobre la mesita enfrente de mi. —Amor por favor perdóname no era mi intención que perdieras tu trabajo, se cuento lo amas...

—¿Por qué fuiste a solicitar el cambio sin antes hablar conmigo?. —pregunté ya más tranquila que por la mañana y parte de la tarde.

—No sé... —respondió. —No lo creí necesario. —wow.

La Mamá De Mi Alumna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora