Epílogo

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Mi matrimonio como cualquier otro a pasado por por altas y bajas en los últimos diez años. Pero en las últimas semanas han sido más las bajas y aún no se exactamente cual es el motivo de sus constantes celos, sus enojos, sus reclamos.

—Hola ma. —me saludo Esme con un beso en la mejilla. Mi hermosa hija ha crecido mucho y cada día se parece más a Lena, recién cumplió catorce años y ella hasta cierto punto es la que más está presente en las "peleas" con Lena. Esta en la secundaria y ella también tiene sus problemas y a pesar de que no lo ha querido platicar con ninguna de las dos, estoy segura de que ella tiene una gran confusión con respecto a sus gustos. —¿Ya hablaste con mamá?. —y es que esta mañana me corrió de la casa por estar enviándole mensajes a mis "amantes".

—No y la verdad es que no se lo que le pasa. —le dije.

—Ma la razón por la que te pedí que nos viéramos aquí. —comenzó ya que me pidió vernos en la cafetería que está cerca de casa. —Es porque quiero hablarlo contigo primero. —¿será que ya se ánimo por fin?.

—Princesa sabes que puedes decirme lo que sea. Yo siempre te voy a apoyar. —aunque ella dejo de decirme mami hace casi un año yo todavía en ocasiones le llamo princesa.

—Si es por eso que quiero un consejo tuyo. —que no lo practicará antes con Lena me da cierto temor de lo que quiera decirme. —Sabes que mamá ha estado extraña últimamente. —y asentí porque parece que todos lo sabemos menos ella. —Yo… —estire mis manos sobre la mesa para tomar las de ella entre las mías.

—Mi amor ¿que pasa?. —me levante para sentarme a su lado.

—Mami tengo miedo. —el que me llamara otra vez mami me emocionó mucho. Me abrazo escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello. —En la escuela hay una niña que me… que me gusta. —soltó por fin y ya lo sabía. —Pero ella… —comenzó a llorar.

—¿Ella que mi amor?.

—Ella quiere que deje el equipo para aceptar a ir por un helado conmigo. —esa niña no merece a mi princesa.

—Amor… —comencé. —Si ella quiere que dejes algo que te hace feliz y que amas solo por aceptar un helado no vale la pena. —me separe de ella para mirarla a los ojos. —La persona que te ame de verdad te deberá amar con todo lo que eres, con todas tus virtudes pero sobre todo con todos tus defectos. —me abrazo otra vez. —Eres muy chiquita princesa, ya llegará la personita que te ame de verdad y te apoye en todas tus locuras.

—¿Como mamá?. —me pregunto.

—Si como yo. —dijo de pronto Lena sentándose frente a nosotras. —Iba pasando por aquí y las vi desde la ventana. —señalo. —Amor me das unos minutos con tu mami. —le pidió Lena y Esme asintió levantándose.

—¿Quieren una dona?

—Si por favor. —la vimos alejarse al mostrador para hacer fila y traer las donas.

—Chris yo quería disculparme por mi actitud de la mañana y de los últimos días.

—Lena, amor desde hace diez años no tengo ojos para otra persona que no seas tú, te soy fiel hasta en mis sueños. —la mire a los ojos para que comprobará que le hablaba con la verdad. —Estas últimas semanas han sido muy difíciles para mí, empezando por ti y terminando contigo. Porque mi vida es así, si no estoy bien contigo todo es malo, el trabajo, mi tiempo libre, ni siquiera lograba disfrutar a mis hijos como normalmente lo hago.

—Amor de verdad que sé perfectamente que todo eso que sientes es mi culpa.

—No estoy diciendo que sea tu culpa solo que… no sé el por qué de tu repentina etapa de celos compulsivos. —dije tratando de no sonar grosera.

La Mamá De Mi Alumna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora