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Aproximadamente a las seis de la mañana los bebés pidieron su primera comida y a pesar de que fueron prematuros todo en ellos estaba perfectamente, Lena primero dio de comer a nuestra hija y luego a nuestro niño.

—Duerme otro poco yo me hago cargo de ellos. —me acerque a ella y le deje un beso en la frente.

—Me despiertas cuando llegue Esme. —le afirme con la cabeza y deje a ambos en su cuna para que se dieran calor y se acompañarán.

Dormí una hora mientras esperaba que llegara la hora de visitas para que Nico y Emma llegarán con Esme. Su mensaje decía que Esme estaba ansiosa por venir y vernos, pero queria más conocer a sus hermanitos.

—Amor. —me llamó Lena.

—Hola mi pequeña. —me senté a un lado de ella. —¿Como estas?.

—Bien… todavía me siento algo cansada pero quiero ver a Esme.

—Es normal después del gran esfuerzo que hiciste para traer al mundo a nuestros hijos. —lleve su mano a mis labios para dejar un beso en su dorso. —¿Ya elegiste su nombre?. —pregunté porque durante las últimas semanas no logramos decidirnos por un nombre entonces ella elegiría el de nuestra hija y yo el del niño.

—Si, ya lo tengo. —me aseguro.

—¿Puedo saber cuál es?. —negó de manera inmediata.

—Lo sabrás al mismo tiempo que todos.

Media hora más tarde llegaron Nico y Emma con Esme y los padres de Nico que esperaban para conocer a sus nietos como ellos los llamaron.

—¡Mamá!. —entró corriendo Esme intentando subirse a la cama con Lena.

—Princesa no, puedes lastimar a mamá, ven. —se acercó a mí y la cargue en mis brazos. —¿Quieres conocer a tus hermanitos?.

—¡Si!. —grito emocionada y Lena soltó una risa que lleno el silencio en la habitación. Nico y Emma ya estaban con nosotros solo esperábamos a sus padres para poder presentar a nuestros hijos.

—Lamento la demora pero nos equivocamos de piso. —se disculpo el padre de Nico.

—Bien pues les presento a… —baje a Esme para tomar a mi bebé en brazos. —Matías Rose. —dije orgullosa de mi hijo. Nico fue el primero que lo tomó de mis brazos.

—Es hermoso como su mamá. —señaló con la mirada a Lena. —Debes de reconocer que es idéntico a ella. —y no lo podía negar el era quien más se parecía a mí hermosa esposa.

—Me la puedes acercar. —me pidió Lena refiriéndose a nuestra niña. —Ella es Lucía Rose. —dijo y daba gracias que no tenía nada en los brazos porque estoy segura que pude ser capaz de soltarlo.

—¿Lucía?. —pregunte confundida.

—Si Lucía como tu madre, mi amor. —no pude con la sorpresa y me acerque a abrazarla, escondí mi cara en su cuello y deje escapar una lágrimas que me fue imposible retener. Que ella le pusiera el nombre de mi madre a nuestra hija me sorprendió, porque nunca menciono ese nombre y estuve muy tentanda a proponerlo no me atrevía a hacerlo. —Se lo importante que fue ella en tu vida y quería darte este regalo. —susurro en mi odio.

—Gracias por cada uno de los regalos que has dado. —también le susurre y es que estaba muy emocionada. Me regalo una hija que es una mini copia de ella, le puso mi apellido, me regalo un par de bebés hermosos y ahora el ponerle el nombre de mi madre a mi hija.

Por la tarde de la mañana siguiente nos dieron los papeles para que nos fuéramos a casa, la habitación de mis bebés la terminamos hace un par de semanas y decidimos que toda estaría pintada de azul cielo y en la parte de Lucía también tenía nubes pero en ellas había unicornios de todos los colores.

La primera semana fue tranquila, comían, dormían y necesitaba cambio de pañal, creí que todo sería un caos pero el tener la experiencia de Lena a mi lado me hizo sentir más confianza en mi para dejar atrás los miedos y poder atender de la mejor manera a Matías y a Lucía.

Lo único que no me dejaba tiempo era la universidad, no asistí a clases por unos días pero tuve que volver ya que se acercaban los exámenes finales del semestre, en cuanto al trabajo mi amable jefa me dio el permiso de maternidad lo cual le agradecí.

Mi vida mejoró considerablemente, gracias a ella, sin saberlo me sacó de la rutina que tenía con Isabel, rutina que me asfixiaba por sus constantes controles. Conocerlas fue lo mejor que me pudo suceder, me establecí, tengo la mejor relación que pude soñar, me case con la mujer más maravillosa y hermosa que pueda existir, volví a vivir a la casa de mis padres pero ahora como mujer casada, soy madre de tres torbellinos y estoy orgullosa de ellos, volví a la universidad, tengo un trabajo que nunca pensé obtener. La vida me quito a dos de las personas más importantes, mi soporte, mi todo. Pero la vida también me regalo a cuatro que han convertido mi vida en lo mejor que le pude pedir al universo, porque todos los días me despierto sin saber que es lo que puede pasar en la universidad, en el trabajo pero sobre todo en la casa con todas las travesuras que le hacemos a Lena, aunque a veces se enoja ella también es feliz con todas mis locuras.

Porque si, todo llega adecuadamente a quien sabe esperar y la espera fue larga pero llegaron a iluminar mi vida en todos los aspectos.

Me enamoré de la mamá de mi alumna y no me arrepiento de nada porque el amor siempre triunfa y me siento la ganadora mas grande del puto mundo.

Fin.

R.

La Mamá De Mi Alumna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora