𝐷𝑖𝑒𝑐𝑖𝑜𝑐ℎ𝑜

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Había probado primero a ir a su casa, pero no había respondido nadie y se avergonzaba de reconocer que había forzado la cerradura con una horquilla —la cantidad de veces que los gemelos habían hablado de eso en la comida cuando les dio por su época de magos muggles— y había recorrido toda la casa para encontrar que su tío no andaba por ningún lado y tenía pinta que no había pasado por allí en un tiempo.

Así que recurrió al plan B.

Es raro estar en Hogwarts, pero tiene que hacerlo porque sabe que hay algo raro con su tío y resulta que la última vez que alguien le vio en persona fue durante la primera prueba del Torneo. Ha tardado una semana en confirmar los datos porque Percy tardó en recibir la primera carta y dudaba del día exacto en el que la recibió. Dawn acabó contándole que estaba preocupada por su tío y eso bastó para que el chico empezara a hacer cálculos para intentar encontrar el último día que se le vio.

Y si no entendió mal, Moody quería hablar con su tío, de hecho se había ido en la misma dirección que él. Quizá sabía algo más, por eso estaba en Hogwarts durante la hora de la cena, esperaría a que el Gran Comedor empezara a vaciarse y entraría hasta la mesa del profesorado, donde podría hablar tranquilamente con el auror.

También quería hacerlo en el Gran Comedor porque, con un poco de suerte, los alumnos la veían y empezarían con los cotilleos. Seguro que podía conseguir algo de información útil tan solo con eso porque, entre todos esos alumnos, seguro que había alguno que sabía algo.

Está vez no quiere colarse, por lo que espera pacientemente en la puerta del colegio después de llamar a la pequeña campana escondida que hay en uno de los laterales de la gran puerta. El señor Filch no tarda en aparecer, con un farol en la mano y gruñendo, probablemente porque le ha sacado de su cena o de la fantasía en la que estuviera. Siempre había intentado amenazarles a Charlie y a ella, pero como eran Premios Anuales poco podía hacer, siempre decían que estaban de ronda cuando les pillaba en algún pasillo a media noche. O saliendo de la sala común del otro. Dawn todavía no sabe cómo no vieron nunca salir a Charlie de la sala común de Slytherin y como no la vieron salir a ella de la de Gryffindor.

—¿Qué quieres? —sí, se le nota de mal humor así que Dawn sonríe.

—Buenas noches, señor Filch, venía a hablar con el profesor Moody —le responde la chica y saca un montón de papeles de su bolso—. Es por todo lo del Torneo, desde la Confederación Internacional de Magos se ha decidido que...

—Sí, lo que sea —la interrumpe, pero Dawn sonríe.

Sabía que los papeles iban a funcionar, por eso los ha llevado, aunque son de su tío. Los necesita para que entiendan la importancia de lo que está diciendo en las cartas para Percy porque no tiene ningún sentido. Tampoco tiene sentido el gran volumen de trabajo que está teniendo la tía Adalynn desde hace unos meses y que no la dejan buscar ni un solo momento para investigar que pasa con el tío Barty. De su padre no puede ni hablar porque el Ministerio y los aurores están hasta arriba con los preparativos para los próximos exámenes finales que darán, por fin, el título a Nymph de auror. Y luego su madre y el comercio internacional están pasando por una mala racha que dura desde lo acontecido en los mundiales. Y luego ella, que ni siquiera ha pisado Inglaterra en meses.

Tiene dos opciones, la primera es que alguien intenta que no vean al tío Barty por algo. La segunda es que él mismo está evitando a todo el mundo por lo que pasó en los mundiales e intenta encontrar a los culpables sin contar con nadie. Quizá para recordar los viejos tiempos donde era alguien con gran relevancia en cuanto al trato contra los magos oscuros.

—Está en el Gran Comedor —el señor Filch casi gruñe cuando lo dice y Dawn vuelve a sonreírle.

—Muchas gracias, señor Filch, no hace falta que me acompañe luego de vuelta a la puerta, conozco la salida.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora