𝐷𝑖𝑒𝑐𝑖𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒

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Habían acabado en uno de los baños de la casa de Bree. El lavabo tenía la altura perfecta para besar el cuello de Charlie y que el la acercase más a él. Ya sabía que estaba celosa, ¿qué más daba si se liaba con él en el baño también? Total, lo habían preparado todo, las sonrisas de Irina y Nymph lo dijeron todo cuando Charlie volvió con ellas después de dejarle la nota en el bolsillo.

Así que Dawn buscó a uno de los amigos de Damiano, Enzo y con él parecía que quien se moría de celos era Charlie.

La parte seria y elegante de la fiesta había acabado y entonces fue cuando la gente que no importaba empezó a irse, justo cuando llegaban los demás. Entre los amigos de Bree y los de Damiano la casa se había llenado de risas y más cuando resultó que Bree tenía como amigos a Quimeras, uno de los pocos grupos que competía en la radio mágica británica con Las brujas de Macbeth.

La música se había animado y bailar con alguien ya no requería saber bailar, así que Damiano le presentó a Enzo y Dawn bailó sin mirar a Charlie ni un solo momento. Luego él había seguido con la misma estupidez que había hecho ella y otra de las amigas de Damiano parecía encantada de bailar con él.

Así que habían dedicado parte de la noche a aumentar los celos del otro, hasta que Charlie paró de bailar con la chica para ir al baño y Dawn, casualmente, también lo hizo. Diría que se habían encontrado en el pasillo, pero la realidad es que estaba esperándola, no podía no ir cuando le había visto mirándola y le había dicho que fuera con un guiño en el momento justo.

Y en el momento en el que Charlie la había cogido de la mano para frenarla ella se había lanzado a besarle, por lo que habían acabado en el baño. Habían tirado demasiadas cosas por el camino por no alejarse ni un solo segundo del otro, pero habían llegado y las manos de Charlie habían bajado de su cintura hasta su trasero y la habían levantado sin ningún tipo de problema para dejarla sobre el lavabo.

Y ahora ella estaba bajando las manos hasta el borde de los pantalones de Charlie porque él ya había empezado a acariciarla la parte interior de los muslos mientras subía el vestido. Le desabrocha los pantalones sin perder el tiempo y le acerca a ella.

Habrá tomado vino, pero desde luego ya no le puede echar la culpa porque la última copa la tomó hace horas y lleva bebiendo agua desde entonces. Lo está haciendo porque quiere y por eso empuja un poco a Charlie para poder bajar del lavabo.

Pueden llamar a la puerta todo lo que quieran, piensa seguir besando a Charlie y le piensa empujar hasta que se siente en sobre la taza del váter. Y ella piensa sentarse encima de sus piernas, como cuando le tuvo que curar la herida de la espalda. Pero esta vez no piensa curarle nada, si acaso puede hacerle algún arañazo que acompañe a las cicatrices que ya tiene.

Pero vuelven a llamar a la puerta y esta vez lo acompañan gritos.

—¿No ves que está ocupado? —grita y Charlie se ríe en su oído.

—Si llego a saber que tienes tantas ganas hubiera ido a buscarte hace horas —se lo dice con la voz ligeramente ronca y joder, ¿por qué tiene que hacerlo así y luego empezar a besarla el cuello?

—Pues no sé por qué no lo has hecho —le responde.

Si él puede jugar a eso ella también puede así que vuelve a levantarse, a pesar de que las manos de Charlie la intenten atraer por la cintura hasta él no va a ceder en eso porque tiene un objetivo que empieza por apartarle la ropa interior. Acaba con Charlie gimiendo, que era el segundo objetivo y lo cumple con creces cuando el chico no deja de acercarla a él.

Y Bree le ha dado una habitación en la mansión, así que después de eso piensa aprovecharla. Aunque ahora es Charlie quien tiene otros planes y el lavabo vuelve a ser un sitio jodidamente perfecto, sobre todo cuando desaparece bajo la tela de su vestido.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora