𝑆𝑒𝑖𝑠

332 39 73
                                    

Harvey Ridgebit es tan simpático como su hermana mayor, pero también es mucho más tímido que su hermana. O, al menos, eso es lo que dice Irina porque, sinceramente, Dawn duda que ese chico conozca el significado de timidez. Duda de los dos hermanos conozcan ese significado en realidad.

Ya le ha contado que tiene veintiun años, que ha ido a Durmstrang, que le dió clases particulares de encantamientos a Viktor Krum y que jugaba como cazador en uno de los equipos de Quidditch del colegio. También que le habían visto ojeadores —en ese momento Irina le llama fantasma— y que había rechazado jugar con Bulgaria porque prefería ayudar con los dragones en el Santuario familiar.

Todo eso se lo ha contado en los quince minutos que lleva hablando con él y Dawn no entiende cómo no se ha quedado sin aire.

—¿Y qué me cuentas de ti, Dawn Lewis? ¿Qué tal es la vida de Delegada? ¿Viajas mucho de país en país?

—Me gusta mucho —responde ella y Harvey sonríe.

—Sí, tiene que ser tan genial como montar en dragón —responde él e Irina le da un pisotón.

—Tú nunca has volado en dragón —le dice y es imposible que su padre no note la mirada de "cállate antes de que seamos la cena de los dragones".

—Vais a asustar a nuestra invitada —dice entonces el jefe Ridgebit y Dawn se ríe.

—Oh, no se preocupe, soy difícil de asustar.

Ese es el primer error que comete, decir que es difícil de asustar. No es mentira, le dan miedo pocas cosas, pero los dragones le dan respecto y está empezando a plantearse que tiene miedo a los hermanos Ridgebit. También es probable que acabe teniendo miedo al Jefe Ridgebit porque es bastante duro aunque es amable y le da un montón de advertencias de lo que puede y no puede hacer mientras esté en la reserva.

—El alojamiento lo pagarás con trabajo, serás una más esas semanas, ¿entendido? —le dice y Dawn asiente.

—No habrá ningún problema, Jefe Ridgebit —dice Dawn y sonríe.

—Puedes llamarme Harvey —dice y Dawn mira disimuladamente a Irina, que asiente.

—Son así de originales, lo raro es que yo no me llame Haveyene o algo así —responde y su padre solo se encoge de hombros—. No sé por qué mamá te dejó escoger el nombre de Harvey.

—Porque ella ya te había puesto el de su abuela.

—Mucha mejor opción, me llevo a la británica, tiene que aprenderse hoy como es el Santuario para que no se pierda.

—¡Llévala a comprar ropa!

—¡Te entiende perfectamente!

Dawn se ríe cuando Irina la coge de la muñeca y tira de ella para empezar a hablar del Santuario. Primero empieza a contarle sobre la historia familiar, de cómo su abuelo se había venido a Rumanía porque tenía un dragón en Inglaterra y no sabía dónde guardarlo. Así que como tenía familia en Rumanía fue a lomos de su dragón y compró las tierras donde estaban ahora.

—El abuelo murió cuando nació Harvey, creo que fue por eso por lo que mi madre dejó que se llamarán igual —le cuenta y Dawn no sabe qué decir.

—¿Fue entonces cuándo tú padre cogió el puesto? —Irina asiente y luego señala a las casas que se ven al fondo.

—Fue cuando las construimos. Bueno, lo hizo mi padre y los que trabajan aquí en esos momentos, yo no tenía ni dos años —Irina se ríe y vuelve a mirar a Dawn—. Dicen que intenté ayudar moviendo sacos que eran más grandes que yo.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora