𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒

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Si las palabras pudieran manifestarse de forma física las de Bill estarían en la cocina de Grimmauld Place y todos las sentirían clavándose en cada parte del cuerpo, alimentándose del aire que se respira en la habitación y que hace que a todos les pese más la cabeza.

Dawn las siente en la espalda, como si de verdad estuvieran ahí, empujándola hacia Charlie. Odia que sean esas palabras las que le hayan hecho abrazarle y que él la abrace de vuelta. Le nota temblar, y no es para menos, lo que le está pasando a su padre es...

Es demasiado para cualquiera.

No quiere soltarle, pero sabe que sus hermanos también querrán un abrazo, así que Dawn levanta la cabeza para mirar a Ginny. Está bajo el brazo de Bill, que abraza a Ron con fuerza y le hace un gesto a la chica para que vaya con ellos.

La acogen entre ambos y no tardan en oír un pequeño sollozo, algo que Dawn se sorprende de que no haya pasado antes.

—Vuestro padre saldrá de esta, en San Mungo son completos profesionales y vuestro padre es mucho más duro de lo que parece.

Los gemelos son los primeros en agradecer las palabras de Black y luego Hermione parece recordar multitud de datos sobre las serpientes y los venenos que tranquilizan a Ron de alguna forma que Dawn no termina de entender. Supone que es el amor más que saber trece tipos de veneno diferente y sus formas de contrarrestarlo.

—¿Qué haces aquí?

Tampoco se sorprende que Charlie haga esa pregunta. Todavía siguen abrazados, con Ginny entre ellos, pero la chica no tarda en pillar la indirecta y se suelta, mirando a ambos. Se limpia las lágrimas, utilizando la manga de la camiseta, y abre la boca para darles lo que Dawn quiere interpretar como un consejo:

—Arreglad vuestras mierdas antes de que os pase algo como a papá.

Bill se ríe entre dientes, como si Ginny hubiera dicho algo gracioso y coge a su hermana pequeña para abrazarla de nuevo. Es también una forma disimulada de dejarles a solas, o al menos todo lo a solas que pueden estar en la cocina. Aunque Charlie propusiera que salieran de allí Dawn no lo haría. Al menos cuando hay gente delante puede comportarse como una persona normal y no como alguien que no deja de romperle.

—Ginny me pidió que me quedara con ella —no sabe si es la respuesta que espera Charlie o no, pero cuando no la suelta Dawn decide que debe de contar para algo—. He intentado que beba algo de chocolate caliente, todos ellos, pero los gemelos no querían nada, creo que están más preocupados de lo que intentan aparentar.

Se han sentado en la mesa con Sirius e intentan bromear. Puede ser su mecanismo de defensa, bromear incluso en los momentos más difíciles, pero incluso así se les nota. La pierna de Fred no deja de temblar y George no deja de pasarse la mano por el pelo, tirando de él cada vez que lo hace.

—Hablaré con ellos.

No se mueven, ninguno de los dos. Dawn deja de mirar a los gemelos para mirar a Charlie. Él sigue mirando a sus hermanos y tiene el ceño fruncido, pero no la suelta y ella no piensa ser quien se aleje de él.

—Gracias por quedarte con Ginny, nunca la había visto tan asustada, ni siquiera después de su secuestro.

No quiere pensar como no estuvo con él en ese momento. Pero va a estar ahora, no sirve de nada lamentarse por lo que pasó. Va a estar, no va a irse a ningún lado, va a estar con Charlie y esta vez va a funcionar, sea como amigos o como algo más. O, al menos, es lo que espera que pase, porque la mirada de la señora Weasley podría matarla en cualquier momento.

No sabe cuando ha llegado a la casa y mucho menos cuando ha entrado en la cocina, pero tiene a todos sus hijos alrededor, abrazándoles como puede e intentando matarla con la mirada mientras que habla del estado de Arthur.

Efecto Coriolis [Charlie Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora