Cuando dos personas están destinadas a encontrarse en este plano terrenal, no importa cuantos kilómetros de distancia les separen, habrá un momento en sus vidas en el que sus caminos se cruzarán...
Bang Christopher Chan vive en Australia y Lee Minh...
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La música comenzó y Bang no desaprovechó ni un segundo y se deslizó por el hielo como si este fuera agua y él flotara guiado por el simple movimiento de las olas.
Sus saltos y demás acrobacias de alta puntuación eran hermosamente ejecutadas, su interpretación sacaba suspiros y sonrisas genuinas de los asistentes.
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Minho abandonó un momento la atención en sus ejecuciones para prestar atención en la ropa que vestía.
Quedándose sin aliento.
Si bien ya había visto a Bang desnudo en un par de ocasiones, y con los pantalones de licra en los entrenamientos y otras competencias. No había prestado atención directamente en como sus músculos se marcaban perfectos con cada esfuerzo al saltar, al apoyarse sobre un lado y el otro, como sus fuertes brazos se veían delicados con sus movimientos. Su sonrisa brillaba y Minho finalmente reconoció el por qué aceptó liarse con él; Ese hombre le encantaba, cada centímetro de él le volvía loco. Y cuando le conoció más, su personalidad, su empatia hacia los demás, ese lado protector y dominante, pero a la vez gentil e infantil, le daba una sensación de seguridad, calor y pertenencia que jamás había sentido. Quería estar con Christopher, llenarse de él antes de despedirse para siempre.
Los aplausos y gritos le hicieron salir de sus pensamientos y levantó sus brazos aplaudiendo.
Bang avanzaba con una gran sonrisa hacia su entrenador a la banca para esperar la puntuación.
Y como si fuera un deja vu, volvió a ubicarse en el primer puesto.
Aun faltaban ocho competidores más y eso lo dejaba en los semifinalistas, aún cuando esos ocho quedarán arriba de él, el bajaría al noveno sitio, de diez semifinalistas. Bang pasaba a competir por las medallas.
El lugar se volcó en porras y gritos hacia Bang y éste solo veía a Lee a lo lejos sonriendole.
El castaño solo le sacó la lengua, como un niño y se giró para regresar a su lugar.
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Rendido porque en el tiempo que quedaba para su presentación no aparecerían sus patines, tomó sus audífonos y se los colocó entrando en concentración tan pronto cerró los ojos.
