FIVE

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Cuando plantan la semilla de una duda en tu interior es complicado sacarla o en su defecto no dejarla crecer. La confusión va acompañada de ella, provocando que te hagas una y mil preguntas al respecto y con ello la situación parece no tener fin de ningún modo. Ese era el caso de JungKook quien después de haber tenido esa video llamada con su mejor amigo no pudo pensar en otra cosa que no fuera ese tema de conversación. Dentro de eso y lo que más retumbaba en su mente era: ¿por qué sentía molestia de saber que a TaeHyung le gustaba JiMin? Y no conforme con eso a sus otros dos amigos también. Se lo expresaron abiertamente en el chat grupal y eso le hizo rabiar más de la cuenta y en un impulso abandonó el chat, aunque TaeHyung lo agregó de nuevo, eso no quitaba sus "celos extraños". Intentó buscar una justificación de ello y pensaba que posiblemente se debía a la diferencia de edades que había entre ellos. JiMin era un niño aún o de ese modo quería verle, sin saber que el pequeño creció abruptamente gracias a los maltratos de su novio y al constante abandono de su padre por los negocios que hacía. Al final, JungKook se obligaba prácticamente a odiar al pequeño, más para reprimir sus verdaderos sentimientos que por otra cosa. Y se negaba a estar consciente de ello. 

Desde esa plática con TaeHyung supo que algo dentro de él cambió rotundamente, sin embargo, era obstinado hasta los cojones, sólo por querer creer que lo correcto era odiarlo, al fin y al cabo, dentro de poco no tendría que frecuentarlo a causa de que el pequeño iría a la universidad, entonces ya no tendrían por que obligarle a convivir con él. Y en vista de que su año de internado estaba muy cerca, no había duda de que dejarían de verse casi para toda la vida. Y por alguna razón pensar en esa posibilidad le causó un escalofrío completamente involuntario, provocando que tuviera más dudas de las que ya tenía.

Supo que, si continuaba pensando en lo mismo, acabaría colapsando sin obtener respuestas a sus preguntas. Y para su buena suerte pasó su primera semana de clases virtuales ocupando su mente con ello. No fue tan difícil como ambos pensaban, escolarmente hablando. Porque cada vez que se encontraban se tiraban mierda encima o se lanzaban miradas llenas de odio. JiMin seguía en su búsqueda impaciente de encontrar algo con que quebrar a JungKook, pero aún no lo conseguía. Durante las tardes se paraba cerca del cuarto del pelinegro para escuchar las pláticas con sus amigos para ver si se enteraba de algo interesante, pero sólo hablaban de la escuela, cosas de videojuegos y hasta peleaban entre ellos por no poder ganar las partidas. Nada nuevo. Nada interesante.

En cuanto a TaeMin, bueno, siempre era lo mismo y a causa de los malos comentarios sobre su cuerpo nuevamente dejó de comer. Recibía lo que su hermanastro le daba, pero lo devolvía a la basura sin que éste se diera cuenta o al menos eso pensaba; JungKook lo vio varias veces, pero no objetó nada, aunque no era de su agrado tal acto del menor. Si había algo que el pelinegro detestaba era que desperdiciaran la comida, en especial su comida. Él pensaba que el rubio no quería comerla a causa de que él le cocinaba, sin embargo, las razones eran otras y unas muy oscuras. Pero no podría imaginarlo ni tampoco se iba a detener para querer descubrirlo. En algún momento consideró que debía comentárselo a TaeYang para que regañara al pequeño y lo castigara, sin embargo, decidió que no era su problema y no se preocuparía por cosas de él.

Esa misma semana Jung Kook tuvo que ir al supermercado a comprar cosas para la despensa. Todo se había acabado en su mayoría y necesitaba comprar para no tener que arrancarle el cuello a su hermanastro por tomar su pasta de dientes, jabón y otras cosas. Además de la comida, ya no había muchas opciones de qué cocinar para los dos y el hecho de ver como JiMin rechazaba todo lo que le daba no le causaba mucho ánimo tener que salir si, al final, no servía de nada. Además, después de la plática que tuvo con su padre sobre la nueva enfermedad, estaba un poco asustado, no lo iba a negar. Había leído varios artículos de internet donde se hablaban de cosas un poco turbias sobre lo que estaba pasando afuera; decían que cuando reportaban a una persona contagiada se la llevaban "los de blanco", personas que vestían un traje completamente impecable y que no mostraban su rostro. Éstos se llevaban a los enfermos y cuando eso sucedía no volvían. Leyó mucho de eso una de sus noches de insomnio y comenzó a imaginar escenarios catastróficos, incluso intentó llamar a su padre para saber más de ello o sí era cierto, pero nunca respondió porque estuvo muy ocupado.

Cuarentena (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora