Cuarentena (Kookmin)

ELEVEN

JungKook pasó toda la tarde, hasta que se puso el sol, muy pendiente de JiMin quien, en lugar de mejorar, empeoraba; sus ataques respiratorios no eran constantes, pero estaban aumentando a medida que el tiempo se prolongaba. Aunque JiHyun estuvo sumamente disponible asesorándolo en todo lo que necesitara. Hasta ese momento le había suministrado una dosis de vitaminas que le compró con antelación y los medicamentos que su padre le recetó, además del suero intravenoso.

La temperatura elevada parecía no querer descender de ninguna forma pese a que JungKook hacía todo lo posible, además de que hablaba con él. Sin embargo, JiMin estaba demasiado débil como para hablar, aunque si escuchaba al pelinegro y le gustaba saber que estaba ahí, que no estaba solo. Ambos estaban sufriendo por igual. JungKook sólo podía observarlo a la distancia muriéndose de ganas por abrazarlo y acariciar su rostro para darle seguridad. Pero no podía ponerse en riesgo también, aunque tenía curiosidad sobre cómo es que JiMin contrajo el virus tan rápidamente si se supone que el proceso de incubación del mismo es de tres días. Obviamente tenía su propio criterio de la enfermedad, pero aun así debía hablarlo con su padre.

Esperaba la video llamada con JiHyun. Hasta ese momento, TaeYang y JiSoo no estaban enterados de nada. JungKook no tuvo el valor suficiente de decirles por su cuenta. No era tan fácil, no cuando confiaron ciegamente en él y se suponía que debía cuidar del pequeño. Realmente estaba destrozado y con muchos sentimientos encima. Nunca se imaginó que, ahora que empezaba a llevarse bien con él, todo se jodería. Y de verdad temía por su vida.

En la noche, JiHyun abrió una video conferencia para que los cuatro pudieran hablar sobre cómo procederían con todo esto, pero antes platicó con su hijo a solas para darle ánimos. A la distancia podía sentir la tristeza que éste tenía. No era fácil ser médico cuando en tus manos está la vida de un ser querido. JiHyun más que nadie lo sabía. Después de que su madre muriera en su quirófano. Le costó mucho trabajo reponerse y sabía que JungKook terminaría destrozado si algo le pasaba al pequeño. Y más ahora que parecía quererlo genuinamente.

—Recuerda que para esto debes pensar con cabeza fría—explicaba con el tono más relajado posible.

—Ya lo sé—expresó con tristeza—Pero no es tan fácil y tú lo sabes—se quejó sin poder contener las lágrimas—No me siento con la suficiente fuerza de afrontar esto.

—JungKook—suspiró—Tienes todo lo que se necesita para una situación así. Para esto y mucho más.

—¡¿Y si no funciona?! ¡¿Qué voy a hacer?! ¡No quiero que se lo lleven!

Sólo había sido un día y no tuvo la oportunidad de desahogar lo que sentía. Sabía que estaba bien preparado y casi listo para recibir su título de médico general, sin embargo, no creyó que debía ponerse a prueba con JiMin. De un momento a otro fue como si olvidara todo lo que sabía y su temor era que se enfrentaba a una enfermedad desconocida que no tenía tratamiento ni mucho menos una cura. Aunque tuviese el apoyo de un médico tan experimentado como su padre, aun así no tenía la confianza suficiente en sí mismo. JiMin tuvo toda la razón cuando le llamó "mediocre".

—No puedo creer lo que escucho—intentó hablar con suavidad—Tantos años en la carrera y en este punto ¿te atreves a dudar, Jeon JungKook? ¡¿De verdad vas a dejar morir a JiMin?! ¡¿Vas a dejar que se lo lleven?! ¡¿Quieres que te diga lo que le espera?! —comenzaba a subir el tono de su voz. Era algo que no quería compartir con JungKook, y no porque no quisiera, sino porque no podía, sin embargo, necesitaba abrirle los ojos a su hijo—Cuando se lo lleven lo dejarán morir, así sin más. Al sistema de salud lo único que le importa es reducir la población. ¿Quieres que JiMin pase a ser una estadística? Porque eso es lo que será. No volverás a verlo, JungKook. Ni siquiera podrán hacerle un funeral porque van a incinerar su cuerpo. Esa es nuestra realidad y tú, al ser cobarde, dejarás que caiga en ella.