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Jeongyeon le explicó a Dahyun sobre lo que haría en la coronación. La menor acepto sin problemas. En cambio Momo, no le gustaba el vestido que usaría, era con mucha tela. En la parte de arriba le apretaba un poco. Le cambiaron el vestido a uno más sencillo pero elegante.

—¿Mejor? —preguntó la costurera.

—Eh... sí. —dijo en pausa ya que pensaba en lo que le dijo Dahyun.

Después se fueron y Nayeon le preguntó que le pasaba ya que estaba algo callada, más de lo normal. Momo la agarro del brazo y le empezó a contar. La mayor la abrazo por un momento y le dijo que todo estaría bien. Aún no tan convencida asintió, algo en ella le decía que no todo iba a salir bien, no sabía que era pero sería algo de la coronación.

—Ya regresamos, a Momo le apretaba arriba y según ella en la parte de abajo tenía mucha tela. —le dijo Nayeon a su madre quien miró a Momo dando un suspiro.

—Momo, sabes que tenemos que usar esa clase de vestido. Es la coronación de tu hermana, sólo sería un momento. —intentó convencerla pero Momo no le hizo caso.

—Tu dices que sería un momento, pero eso es mentira. Es una coronación, las coronaciones son largas. —respondió para irse. Otra vez por la puerta de atrás. Pero igual nadie se dio cuenta, como siempre.

—Tú hermana es terca. —Nayeon no dijo nada ante lo que dijo su mamá y se fue dejando a esta sola.

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—Salió todo bien, a mi mamá le agrado Tzuyu. Dice que extraña cuando éramos niñas y tu junto a Mina iban a mi casa para jugar. —ambas rieron al recordar eso. —por cierto, Mina me dijo que Chaeyoung nunca desapareció, que ella estaba en otra casa y no la veíamos. 

—¿De verdad? —Sana asintió.

—Me lo dijo ayer, también me dijo algo... —se acercó al oído de Momo y se lo dijo para que nadie escuchara ya que estaban afuera en donde cualquier persona pudiera escucharlas.

—¡Es broma! —exclamó sorprendida y Sana negó. —Dios, que felicidad. Al fin Mina no estará sola. —habló en tono más bajo. ¿sabes en dónde está?

—En su casa, no es como nosotras, obvio.

—Pues vamos, tengamos una reunión, como antes.

Las dos fueron a la casa de Mina, tocaron y la mamá de esta las recibió. Subieron al cuarto de Mina y entraron sorprendiendola.

—¿Qué hacen aquí? —Sana se ofendió porque no les dijo ni un "hola".

—Por lo menos un hola, ¿no? —Mina entendió y fue a abrazarlas.

—No pensé que era por eso. Discúlpenme, ¿que quieren hacer?

—Te disculpamos. Y... ¿si hablamos de algo que Sana me dijo? —dijo Momo y Mina recordó.

—¡Dios Sana, a ti no se te puede decir nada! —Sana río un poco, divirtiéndose de lo que hizo.

—¿Cómo empezó todo? —Momo se acostó en la cama de Mina y Sana lo hizo en el borde sin que se caiga.

—Fue cuando me llevaron con ustedes por primera vez al bosque. Yo la vi sola y hablé con ella, ya saben. Un día, creo, me quedé a dormir en su casa. Fue una experiencia agradable, puede parecer ruda pero si la conoces bien, tu perspectiva hacia ella cambia. Aunque mi mamá me regaño, igual no me importó tanto, con el tiempo nos gustamos y bueno, somos novias.

—Corta pero linda. ¿desde cuándo lo son? —preguntó Sana.

—Hace unas semanas, se me declaró. —respondió simple.

—Aún tienes, de casualidad, ¿las muñecas con que jugábamos? —Mina sonrío.

—Claro Momo, están en mi armario. En la parte de arriba, creo que llegas hasta ahí.

Momo sacó una caja mediana y la llevó hasta la cama de Mina, Sana se acomodó para dar más espacio y la abrieron. Eran diferentes muñecas de años distintos. Lo impresionante es que aún estuvieran en buen estado, agarraron sus favoritas y crearon diálogos de historias ficticias.

—¡Oh no! Mi cabello está muy dañado. ¡Es tú culpa! —Sana se metió en su papel, exagerando un poco.

—¿Yo? Para nada, no es mi culpa que te la pases todos los días sin lavarse el cabello. —se defendió Momo.

—¡Ya verás peluquera!

Sana agarro el cabello de la muñeca de Momo para simular una pelea, Mina era la supuesta policía que las vio pelear. Alguien tocó la puerta y era la mamá de Mina. Asustada, pensando que les había pasado algo.

—¿Se encuentran bien? Escuché gritos.

—Si mamá, sólo estamos recreando lo que hacíamos antes de niñas.

—Bien, me avisan cualquier cosa. —terminó de decir y cerró la puerta.

—¿En qué estabamos? Ah si, ¿porqué razón le agarro el cabello a la señorita aquí presente?

—Porque ella es la culpable de que mi hermoso cabello rubio, haya quedado de esta manera. —bueno, la verdad es la tiene ella misma ya que un día le mojó el cabello a la muñeca con agua sucia y se daño. Ese día Mina no le habló a Sana por unos minutos ya que estaba molesta con ella, después Sana se disculpó y todo quedó olvidado.

—¿Usted tiene pruebas? —Sana hizo que la muñeca negara. —deje de ser mentirosa y por favor señorita —hablándole ahora a la muñeca de Momo. —no se vuelva a meter con ella, gracias.

—¡Pero no hice nada! —En eso Mina se lleva a la muñeca de Sana esposada.

—Bueno, ya terminamos. ¿De qué otra cosa podemos hacer? —las tres se pusieron a pensar y en eso a Mina se le ocurrió la idea de buscar la casita que tenía en otro lado y se las mostró.

—Podemos hacer como si las tres viviéramos juntas. ¿Les parece? —asintieron y buscaron ropas de muñecas para hacer otras cosas.

—Mira, el peluche de pingüino. ¿Desde cuándo lo tienes? —le preguntó Sana.

—Me lo regaló mi mamá cuando cumplí los cuatro años.

—Que lindo de su parte. Mi mamá me regaló un melocotón.

—Típico de Hirai Momo, su amor por los melocotones. —entre risas dijo Sana. —mi mamá me regaló a mi un hamster. Lo sigo teniendo pero en mi cuarto no hay espacio para el así que lo tengo en el patio.

—¿Cómo no se te pierde? —Mina sabía que ese hamster tuvo algunas escapadas pero Sana nunca se dio cuenta ya que después regresaba.

—Porque lo cuido bien. Pero bueno, sigamos que quiero aprovechar el tiempo.

Dejaron de hablar para seguir jugando, no es tan malo de ves en cuando que regresen a su infancia.

Princesa || Dahmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora