nueve

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—Tengo entendido que éste es tu primer juego de fútbol. —dijo mi madre, sonriendo desde el lavado de la cocina, donde se encontraba de pie, escurriendo fideos en forma de lazos.

Me encogí de hombros. 

Alzó la mirada para verme.

—¿Y saldrás con el mariscal cuando termine?

Comencé a responderle, cuando un alma entró a la cocina por las puertas cerradas que dan al patio. Me puse rígido. Había pasado un largo tiempo desde que un alma había vagado por nuestra casa.

El alma parecía joven. Su cabello colgaba por su espalda en largas ondas rubias. Parecía que flotara alrededor de su cintura. Comencé a hacer lo acostumbrado y actué como si no la hubiese visto, pero se detuvo directamente frente a mí y empezó a estudiarme detenidamente. Sus ojos parecían translúcidos y sus pestañas eran increíblemente largas, pero tan rubias que parecían casi indetectables.

Su cabeza se inclinó a un lado mientras se acercaba hacia mí, como si yo fuera algún tipo de experimento científico que le llamaba la atención.

—¿Cariño?

La voz de mamá me despertó de mi trance. Quité mi mirada del alma, lo cual era un poco difícil ya que se encontraba tan cerca de mí que podía estirar la mano y tocarla.

—Um, sí, lo siento. —Mamá ya no parecía divertida. Me frunció el ceño, con el colador de fideos en las manos ya olvidado.

—¿Te encuentras bien, Mimi? Tal vez deberías quedarte en casa y descansar. Toda una semana de clases debió haber sido difícil después de todo lo que has pasado. —Me forcé a mí misma a no temblar cuando una fría mano tocó mi cabello.

—Es lindo. —El musical sonido de la voz del alma me sorprendió. Salté lejos de ella.

—¿Cariño? —Tomé una gran bocanada de aire para calmarme, y forcé una sonrisa que esperaba fuera normal.

—Estoy bien, solo un poco nervioso. Necesito terminar de arreglarme antes de que Hobi y Yoon lleguen.

Mamá asintió y su sonrisa regresó.

—De acuerdo, entonces. Supongo que los nervios son entendibles cuando uno va a tener una cita con un chico tan guapo. —Guiñó e intenté mantener mi sonrisa falsa antes de girarme y salir de la cocina. Cerré la puerta de mi habitación y me giré para ver si el alma me había seguido.

—¿Estás buscándome? —La musical voz provino detrás de mí. Me volteé, sorprendida y dejé salir un audible chillido.

—¿Qué estás haciendo? —Pregunté, confundido.

¿Por qué las almas habían comenzado a hablarme? Dejó salir una risita que sonó similar al repique de las campanas.

—Ya está fijado. —dijo simplemente y caminó más cerca de mí. Tendí ambas manos al frente como si eso evitaría que se acercara.

—No te acerques más. —dije, dándome cuenta que, por primera vez en mi vida, me sentía completamente aterrorizada de un alma.

Frunció el ceño.

—No eres muy amigable.

Dejé escapar una pequeña risa.

—¿Qué? ¿No soy amigable con una fantasma que flota en mi casa y comienza a tocarme? Bueno, disculpa mi mala educación, pero esto es un poco perturbador.

Su ceño parece tomar una expresión comprensiva.

—Ah, sí. Bueno, supongo que solo asumí que ya estabas acostumbrado a nosotros.

The Devil; VMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora